Desde su llegada a España, el 'Tata' Martino ha vivido en un permanente estado de incertidumbre. Siempre sujeto a un examen continuado, el argentino no ha tenido la confianza completa del Barcelona durante la temporada que está a punto de terminar.
Algo que ha llevado en ocasiones a todos los estamentos del club a minusvalorar la importancia del entrenador. El último ejemplo se ha dado esta tarde, cuando se ha conocido que Andoni Zubizarreta, director deportivo del Barcelona, se ha reunido con Luis Enrique para concretar su fichaje por el club blaugrana. Una reunión que no ha derivado en un acuerdo ya sellado, pero supone un golpe más a la figura del 'Tata', técnico aún en nómina y que sin embargo ya tiene prácticamente apalabrado.
El propio entrenador ya barruntaba hace unos días que su estancia en el Barcelona tenía un final muy próximo y fue claro: "Hay veces que uno siente que no ha dado la talla y que no se merece una nueva oportunidad". Esta forma de encarar los acontecimientos se enfrenta a la forma de proceder del club, que no ha esperado al anuncio de una salida para entrar en negociaciones con Luis Enrique.
No es la primera vez que Zubizarreta actúa de manera dura con Martino. Hace tan solo dos semanas, el vasco censuraba las declaraciones del argentino antes de disputar la final de Copa, en las que afirmaba que la temporada era un fracaso: "Seguramente se refiera a que estamos fuera de Champions y que la Copa se nos fue en el minuto 86 con un tiro al palo en el 88. La exigencia aquí es máxima. No sólo se mira por los logros, sino por el juego. Le diría que miremos a mayo para poner notas".
También los jugadores han tenido desencuentros con su entrenador. Tello ha sido el último al encararse con él por sacarle en el descuento. Alexis se atrevió a llamarle "cagón" por su suplencia en la final copera e incluso un jugador habitualmente tan sosegado como Iniesta le lanzó un dardo por su sustitución en el segundo del partido de Champions en el Calderón ante el Atlético.
En resumen, un conjunto de choques, de gestos, de recados envenenados y de mensajes con doble fondo en los que se evidencia que Martino tiene sus horas contadas en Can Barça. Una futura marcha que dejará tras de sí un chorro de desprecios al entrenador que dirigió el peor año del Barcelona de los últimos años.