Álvaro Morata se ha transformado, casi sin querer, en un problema para el Real Madrid. El delantero canterano es, junto con Casemiro, una de las salidas que se daban por casi seguras en el equipo blanco. En el Bernabéu estaban tan convencidos de su adiós que hasta el mismo Carlo Ancelotti, discreto por naturaleza, anunció a comienzos del verano que el club le buscaba sustituto (Falcao parece el mejor colocado) .
Sin embargo, a día de hoy, Morata sigue siendo parte de la plantilla blanca. Y lo es, entre otras cuestiones, porque no se están dando las condiciones que exige el internacional sub-21 para abandonar la casa blanca.
Su pulso constante para escoger las mejores condiciones en las que buscarse la vida lejos de la capital empieza a cansar en la planta noble de Concha Espina. El chaval quiere marcharse traspasado a otro equipo.
Nada de cesiones o de ventas a medias con opciones de repesca 'light' que puedan poner en peligro su evolución como futbolista. Su deseo es triunfar y entiende que esa opción no se va a desarrollar en el vigente campeón de Europa. No al menos como quiere el Real Madrid.
En el club entienden Morata puede convertirse en otro caso Carvajal. Esto es, que puede desarrollar sus cualidades lejos de España y, una vez alcanzado cierto grado de madurez, retornar y triunfar por la puerta grande como ha hecho el lateral derecho.
Sin embargo, para Morata uno y otro caso no son comparables. No es igual regresar para ser uno de los dos laterales derecho del equipo, con opción de rotación y en una posición menos vigilada con lupa que la delantera, que volver a Madrid para ser el suplente del nueve, esto es, el segundo de una posición en la que habitualmente no se rota y donde Ancelotti ha demostrado que apenas quiere sorpresas.
Si a ello se le une que su sustituto sería Falcao y que firmaría por varios años, la opción de retorno a Madrid es complicada.
Así pues, Morata desea volar sólo lejos del 'nido' del Real Madrid. El problema es que los blancos se han enrocado en pedir cantidades elevadas de dinero para cerrar un traspaso sin cláusula de repesca. Las cifras exigidas rondan los 30 millones de euros, una cantidad que pocos (por no decir nadie) están dispuestos a asumir.
Tampoco es que las cifras del traspaso con opción de retorno son escasas. El Real Madrid pide unos 16-20 millones de euros por este plan B, también demasiado en opinión de Morata y los clubes que llaman a su puerta. Es por ello que el jugador se está negando a aceptar las condiciones de su venta. Mientras, el tiempo corre en su contra.
En apenas dos semanas él y todos sus compañeros deberán volver a entrenar para empezar la pretemporada. De no resolverse para entonces la situación del futbolista, Ancelotti podría tener un problema serio en el arranque del curso, una especie de caso Higuaín en su vertiente canterana y con una diferencia.
Si el italiano pidió al ahora ariete del Nápoles que se quedara, no parece que hará lo mismo con Morata. Más tensión que añadir al primer culebrón del verano en actual vencedor de la Champions.