El Real Madrid y el mercado de incorporaciones suelen ser sinónimo de dos palabras: dispendio económico. El equipo blanco se ha transformado en uno de los conjuntos que más gasta año tras año para reforzar una plantilla plagada de estrellas. Estas "inversiones", como le gusta llamarlas a Florentino Pérez han batido récords. Los 100 millones de Bale, los 96 de Cristiano Ronaldo, los 72 de Zidane, los 65 de Kaká o los 60 de Figo supusieron hitos de sus tiempos. Ésta es la cara más espectacular del mercado de fichajes, la de las incorporaciones. Sin embargo, hay una cara B menos atractiva para los aficionados. Estamos hablando de las ventas.
Un apartado en el que el Real Madrid también ha crecido de forma espectacular en las últimas temporadas hasta convertirse en uno de los conjuntos de Europa que mejor rendimiento sabe sacar a sus despedidas. La última de ellas es buena prueba de esta cualidad. Álvaro Morata ha dejado el Bernabéu por la nada despreciable cifra de 22 millones de euros, o lo que es lo mismo, sólo dos por debajo de los 24 que en su día pagó el Bayern de Múnich por todo un crack mundial como Robben.
Aquella despedida pertenecía a los tiempos en los que el Real Madrid se deshacía de futbolistas no deseados a precio de saldo. Sneijder (15 millones) o Van der Vaart (11 millones) pertenecen a esta categoría. También salieron sin apenas réditos económicos hombres como Lass o Gago, jugadores que llegaron por precios elevados y se fueron sin dejar casi nada en las arcas.
Sin embargo, estas operaciones son cosas del pasado. La nueva política blanca ha mutado con las ventas convertidas en una verdadera fuente de ingresos para el Real Madrid. El de Morata sería un buen ejemplo, toda vez que el canterano llegó a coste cero. Pero es que hay más. Özil se fue al Arsenal por 40 millones tras haber costado 15. Higuaín dejó también 40 tras haber firmado por 12. Albiol dejó en las arcas 18 millones y en 2009 fue comprado por 10. Callejón le siguió tras un traspaso de 15 millones; su repesca tuvo un coste de 8 'kilos'.
Si a ello se le unen los réditos indirectos por derechos como el caso de Negredo y Garay (el club tenía acordado un margen de beneficio de futuras ventas), el resultado es que el club blanco ha recaudado casi 160 millones de euros en sólo dos temporadas por futbolistas salidos del Bernabéu. Cifras que podrían dispararse con Di María y Khedira.
El club se ha cerrado en banda. Al primero no lo venderán por menos de 60 millones y en el caso del segundo el precio rondaría los 30. Esto es, 90 millones con los que financiar futuros galácticos. Al Real Madrid le sale rentable la cara oculta del mercado de fichajes.