Anotó el único gol de su equipo, pero en buena parte de los análisis posteriores a la eliminación del Real Madrid, el nombre de Cristiano Ronaldo salió a la palestra. No fue uno de los grandes señalados (apartado para Bale casi en propiedad), pero sobre él planeó de nuevo la sospecha de que se deja ir en los partidos de entidad.
Los números del encuentro ante la Juventus hablan de un jugador que lo intentó ante Buffon y que puso de su parte don tres disparos (uno a puerta). Gozó de tres ocasiones claras: una, despejada por Buffon, otro disparo tras un desmarque que acabó cerca del palo y otra internada por la izquierda que acabó en las manos del meta por pecar de generosidad.
Además, fue el jugador de ataque que más participó en el juego, con un total de 26 pases completados. Fiel a su estilo, el de Madeira lo intentó, puso toda la carne en el asador. También, como suele ser habitual, se marchó del estadio sin decir nada ante los micrófonos y las cámaras de los periodistas.
Tras el partido, queda la sensación de que ha llegado tiempo para el análisis de todo lo que rodea al Real Madrid. Lo mismo sucede con Cristiano, y sus cifras son contundentes: 55 goles y 21 asistencias. No puede haber ni un pero al curso del portugués, que sin embargo paga en sus carnes el peso de las expectativas.
Desde 2015, el luso sufre un bajón en cuanto a sensaciones e influencia en el juego. No ha parado desde el mes de enero y su último descanso fue obligado por la expulsión ante el Córdoba. A sus 30 años, ya se le advirtió de que era necesario dosificarle, y al igual que el resto del equipo ha sufrido en lo físico. Así, los últimos meses del '7' han sido una sombra de los primeros de curso. Y, sometido a una eterna comparación con Messi, ha salido perdiendo inevitablemente.
El astro argentino, pleno en lo físico, sigue siendo un jugador vital en el Barcelona. Parte con la ayuda de Neymar y Luis Suárez, pero en ningún momento del curso ha dejado de ser trascendental, todo lo contrario que un jugador (Cristiano) que, a pesar de sus impresionantes cifras, va camino de convertirse en un delantero puro.
La lectura que nos dejan los cinco primeros meses de 2015 (una lectura muy arriesgada, como todo análisis en el fútbol) es la de una comparación que comienza a resquebrajarse: aunque el esfuerzo de Cristiano es encomiable, no llega a lo que le exige el duelo. El '7', con todo, dispone toda su profesionalidad y tesón, pero sigue inmerso en su proceso de reconversión. Podrá ser el mejor delantero del mundo, pero la batalla por el mejor jugador del mundo parece perdida.
No solo contra su eterno rival sale desfavorecido Cristiano, sino también contra sí mismo. El impresionante ritmo goleador de los primeros tres meses de competición sembró un listón casi imposible de igualar en una carrera de fondo como es el transcurso de toda una temporada. La desgracia del luso ha sido que, precisamente en el momento más clave de la temporada, ha sido cuando ha bajado el rendimiento. Si por bajar se entiende marcar 22 goles en lo que va de año.
El gesto taciturno de Cristiano en alguno de los partidos de las últimas semanas, su desesperación por no llegar a donde antes sí lo hacía...todos son síntomas que apuntan a que el nivel de las expectativas era altísimo, tanto que ha conseguido abrumarle. A CR7 le quedan todavía años de fútbol, pero los baremos de exigencia perpetua a los que le somete, casi con toda seguridad, deberán ser modificados de forma progresiva.