
A pesar de la victoria ante el Espanyol, se confirmó lo inevitable: la Liga 2014/2015 se iba para Barcelona y dejaba este curso en blanco para el Real Madrid, al margen de la Supercopa de Europa y el Mundialito de clubes. En el tramo final de la temporada, el equipo blanco pagó estar descompensado. A pesar de la advertencia de su entrenador, Carlo Ancelotti.
El italiano lo avisaba a principio de temporada, cuando ya no había forma de enmendarlo hasta el mercado de invierno. Después de la marcha de Xabi Alonso, el de Reggiolo avisaba: no había ni un solo mediocentro puro, solo había mediapuntas, según cuenta El País. La directiva captó el mensaje, pero la estrategia había sido otra: prescindir antes de Di María y cargar al equipo de jugadores no especializados en labores defensivas.
Esto le obligó a adelantar líneas, justo todo lo contrario de lo visto el curso anterior: para no cargar de sobreesfuerzos a futbolistas que no habían ejercido funciones tan defensivas en su carrera (Kroos, James, Modric, Isco), renunció a esperar a los equipos y se obligó también a presionar arriba y tener responsabilidad en los partidos.
En un primer momento, Ancelotti lanzó el guante a la directiva y a Florentino: quería a Arturo Vidal, jugador con el que se podría seguir jugando en un 4-3-3 de forma tan solvente como a finales del curso pasado. Su propuesta cayó en saco roto: no hubo ni negociaciones por el chileno.
Así se produjo este cambio, que a fin de temporada se ha demostrado insuficiente, ya que ha contribuido a la asfixia de todos los jugadores del centro del campo. Solo James ha resistido el tirón y es el futbolista más en forma de la plantilla. Hacen falta mediocentros puros con los que se vuelva al esquema inicial, ése que da más espacios a los delanteros y propicia un juego más característico de los blancos: vertiginoso, de menos elaboración pero mayor contundencia y explosividad.
Mientras tanto, tres jugadores se han quedado en el banquillo, casi como convidados de piedra: Sami Khedira, Asier Illarramendi y Lucas Silva. El alemán (hasta que comenzó a pensar en su futuro), el vasco (que sigue sin contar con la confianza de un Ancelotti que piensa que el puesto le queda grande) y el brasileño (casi inédito y toda una incógnita de cara al curso que viene) no han sido en ningún momento una solución al conflicto en la media que obligó a cambiar el plan del técnico en pretemporada.