
Al término del Real Madrid-Rayo Vallecano, Paco Jémez fue tremendamente crítico con la labor arbitral al entender que perjudicó a su equipo, que se quedó con nueve jugadores merced a dos expulsiones (una de ellas, polémica, la de Baena que acabó con un penalti). El descontento fue más allá de lo expresado por el técnico en la rueda de prensa.
Cuenta Jugones que el vestuario del Rayo Vallecano se sintió humillado por la manera de proceder del Real Madrid, buscando continuamente goles ante un rival mermado hasta el extremo con dos expulsados. El enfado de los jugadores fue notable a ese respecto.
Por lo general, el sentir general era de que los futbolistas blancos hicieron demasiada sangre incluso a pesar de que el comportamiento de los rayistas fue intachable, sin patadas a destiempo fruto de la impotencia ni escena alguna de enfrentamiento verbal a sus rivales.
Echan la vista al eterno rival blanco, y comparan de forma negativa. Piensan que esto no habría ocurrido con el Barcelona, y en ese sentido Antonio Amaya dio un apunte en El Chiringuito: "Quizás el Barça no habría hecho lo mismo. En ese aspecto es más elegante".
"Me ha dado mucha rabia que con 8 goles cogieran el balón para marcar más", insistía más tarde el defensa rayista, expresando el malestar de un vestuario que salió goleado del Santiago Bernabéu, pero también indignado.