Cristiano Ronaldo se fue de vacío del Benito Villamarín. En un partido en que el Real Madrid le necesitó, estuvo gris, casi testimonial, y no pudo evitar el empate de su equipo, que le coloca ya a cuatro puntos del Barcelona (con un partido más). Y, lo que es más preocupante, se dejó llevar por una faceta que está sacando a relucir demasiado en los últimos partidos.
En lo que es su quinta agresión en lo que va de temporada, el portugués propinó un empujón y una patada a Molinero sin el balón de por medio. La desesperación del '7' fue en aumento a medida que avanzaba el partido, el Real Madrid era incapaz de imponerse en el césped y él mismo no podía revertir la situación.
Se trata ya de una estampa habitual del delantero este curso. Lejos de su mejor nivel, la ansiedad por ese 'querer y no poder' le está llevando a sacar las garras, en el peor sentido. Irritado por no poder ser ese jugador determinante de no hace tanto (solo ha dado dos puntos al equipo en Liga), no ha podido evitar episodios que dañan su imagen.
A Krychowiak en el Pizjuán, a David Simón, Nacho Cases y Dani Alves en el Bernabéu y ayer a Molinero en el campo del Betis, el luso ha ido sumando agresiones, actos que manchan el paso del jugador esta temporada por la competición liguera.
Estos hechos aparecen en el curso en que menos importante aparece, en comparación con sus compañeros. Karim Benzema y Gareth Bale transmiten mejores sensaciones y parecen ayudar bastante más al juego colectivo de la escuadra.
A pesar de los 27 goles en otros tantos partidos, existen diferencias en el trato comparativo con otros cursos. En la pasada temporada a estas alturas de temporada, Cristiano sumaba 28 goles en Liga frente a los 16 de esta. En el curso 13/14, eran 22. En el 12/13, 21. En la 11/12 y la 10/11, 24 y 22, respectivamente. Solo en su primer año, el del curso 09/10, hizo menos, con nueve tantos, aunque con el atenuante de perderse nueve partidos por lesiones y sanciones.
Al igual que en Liga, los tantos de Cristiano en Champions han sido, en su mayoría, contra los rivales de segunda línea. Solo anotó al Shakhtar y al Malmoe, y se fue sin botín ante PSG, Atlético de Madrid, Sevilla, Villarreal, Barcelona y Valencia. No marcó a ningún rival de nivel.
En lo que podría ser el inicio de un particular ocaso (pocos pueden presumir de eficacia goleadora cuando no son importantes en su rendimiento colectivo), Cristiano se rebela con agresividad. Con gestos contra sí mismo, el público...y sus rivales.
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