Jason Denayer es un futbolista belga. Nacido en Jette, juega en el Galatasaray, aunque su propiedad pertenece al Manchester City. Hasta aquí su biografía no llama la atención más que por ser una promesa del fútbol de su país. Sin embargo, un dato de su vida personal permanecerá ya de por vida unida a su carrera profesional. Denayer ha estado en apenas una semana en ciudades que han sufrido de manera dura y directa el golpe del terrorismo islámico: Ankara, Estambul y Bruselas.
Una agria casualidad que le ha hecho vivir de cerca el pánico de estos ataques. El primero de todos, el de la capital de Turquía, el de Ankara, se produjo el 13 de marzo y en él murieron 37 personas a causa de un coche bomba que explotó al paso de un autobús lleno de ciudadanos de a pie en uno de los bulevares más céntricos de la ciudad. Ese día Denayer estaba en la ciudad para jugar un partido con su actual equipo frente al GençlerbirliÄŸi.
Una semana después, el pasado domingo, el equipo del barrio de Galata debería haber disputado el derbi de Estambul frente al Fenerbahçe. No fue posible el sábado, un terrorista se inmoló en la avenida de Istiklal, arteria comercial que desemboca en la famosa plaza Taksim, donde se produjeron los principales altercados durante la Primavera Árabe, cuando el país también se vio envuelto en protestas contra el régimen local. Cinco personas murieron. El partido se suspendió por la amenaza terrorista.
Pues bien, sólo dos días después, ayer mismo, Denayer se encontraba en Bruselas concentrado con su selección para jugar el amistoso que mañana debería enfrentar (aunque lo normal es que se suspenda también) frente a Portugal cuando de nuevo el terrorismo se acercó a este defensa.
Las bombas en los aeropuertos de Bruselas y el metro de la capital europea han dejado ya más de 30 muertos y puesto firma a la semana más tensa en la vida de Denayer.