Uno de los errores más gordos que se le recuerdan a Florentino Pérez como presidente del Real Madrid fue vender a Xabi Alonso y Ángel di María tras conseguir la ansiada décima Copa de Europa.
El problema es que el Real Madrid cambió dos cromos vitales (Alonso por Kroos y Di María por James) por otros que no jugaban en la misma posición que ocuparon el vasco y el argentino.
El Real Madrid perdió el único '5' que tenía en esa posición (además en esa temporada el club cedió a Casemiro al Oporto) y Ancelotti se quedó sin esa demarcación tan clave para tener equilibrio entre las líneas de juego. Y para ello se inventó un doble pivote con Kroos y Modric que a la larga no resultó.
Con Di María, más de lo mismo. Sin el argentino y con el colombiano, el Real Madrid perdió solidaridad defensiva y mucho recorrido en el centro del campo. Di María ha demostrado ser mucho más completo que James en sus años como madridista.
Esta temporada Florentino Pérez ha dicho basta y se ha fiado de Zidane a la hora de confeccionar una plantilla que había poco que sumar. El once ya estaba definido y sobre todo equilibrado. Tan solo ha traído aquellas posiciones en las que el equipo estaba huérfano, como eran las de lateral izquierdo suplente (Coentrao) y delantero suplente (Morata).
La única posición que no se ha doblado es la de Casemiro. Aquí el Real Madrid debe de tener cuidado porque dependiendo de la importancia del partido puede sufrir y volver a los fantasmas del pasado. Un Real Madrid-Granada (por ejemplo) no es tan necesaria su presencia, pero en un Real Madrid-Bayern sí que lo es. Y si Casemiro se lesiona el club no tiene un recambio de garantías.