Sergio Ramos, capitán del Real Madrid, se ha convertido en un especialista en goles marcados en el último minuto, goles, la mayoría de las ocasiones, clave para su equipo. El más famoso fue el que le hizo al Atlético de Madrid en la final de la Champions en Lisboa en 2014, pero no menos importantes han sido los dos últimos que les ha anotado al Barça y Deportivo de la Coruña. Podrían valer una Liga. La pregunta es, ¿cómo es posible que Ramos siempre marque este tipo de goles casi hasta el nivel de sustituir al mítico 'Cesarini' y hacer suya la que podríamos llamar 'zona Ramos'? Varios ingredientes explican su éxito.
Uno, obvio, es anímico y emocional. Tiene que ver con la fe con la que Ramos va a rematar los corners en el último minuto de cada partido. Sus compañeros afirman que nadie como él realmente visualiza el gol. Ésa mentalidad le permite ponerle en el camino al gol en cada saque desde la esquina.
Pero no es el único ingrediente. Hay otro que habla del propio Real Madrid, de cómo los merengues son también un equipo que cree en ese gol de la épica por encima de otros equipos, como el Barça. Guardiola solía decir que este aspecto era el único que realmente envidiaba del eterno rival.
En ese sentido, los blancos atacan con tanta frecuencia y tanto potencial en los últimos minutos que acaba generando ocasiones y con ello... córners como el del sábado pasado.
Lucas, el mejor aliado de Ramos
Y entre todos estos elementos, uno quizá más importante: la pizarra. Modric y Kroos (los surtidores habituales de Ramos) ayudan a que salga a la perfección, pero los futbolistas clave son los secundarios con los que el Real Madrid hace bloqueos dentro del área que dejan el camino despejado al central de Camas. Esta temporada, de los cuatro goles que ha marcado en jugada a balón parado, Ramos ha logrado tres gracias a estos bloqueos.
Ante el Barça y el Depor ese hombre fue el mismo: Lucas Vázquez frenó en ambos partidos al supuesto marcador de Ramos y permitieron que el central rematase con relativa facilidad. Frente a Osasuna se ocupó Morata (el mismo que frenó a Tiago en el famoso gol de Lisboa) y sólo ante el Villarreal Ramos remató 'libre de marca' en llegada desde fuera del área al segundo palo.
