Jean Marc Bosman vive en el olvido, borrado de la memoria colectiva y sin posibilidad de encontrar trabajo en el mundo del fútbol, sustentado por una pensión de 570 euros. El causante de la Ley Bosman que cambió por completo el deporte rey y mejoró las condiciones de los futbolistas, denuncia el abandono al que está siendo sometido.
ABC recoge esta bajada a los infiernos del futbolista belga que, en 1990, revolucionó el ámbito laboral del fútbol a denunciar a su equipo, el Lieja, por reducirle la ficha un 25% y prohibirle fichar por otro equipo a pesar de acabar su contrato. De un proceso judicial de cinco años terminó saliendo victorioso en un trance que provocó una sentencia del Tribunal Europeo de Justicia a su favor.
El resultado de esa larga carrera en los tribunales fue el detonante de una nueva etapa en el fútbol: los jugadores consiguieron la libre circulación en la Unión Europea, vieron aumentado su valor...y, en definitiva, se pudieron hacer cargo de su propio futuro.
Bosman, que fue convencido por su abogado Jean Louis Dupont (años después diría en la BBC que recibió una comisión de la FIFA por ello) de llegar a un acto de conciliación previo pago de 280.000 euros, quedó marcado desde entonces en el mundo del fútbol, del que quedó automáticamente fuera. No pudo encontrar un trabajo y se vio inmerso en una serie de graves problemas.
Una adicción al alcohol, problemas económicos, un tiempo en la cárcel por violencia doméstica...síntomas que dejaban entrever lo que finalmente ocurrió: la ruina total de las finanzas del exjugador, que en estos momentos sobrevive gracias a una pensión de 570 euros de FIFPro, el sindicato internacional de futbolistas.
A pesar de su precaria situación, a Bosman hay algo que todavía le duele más: "La mayoría de los futbolistas no saben por qué tienen tanto dinero y no han reconocido lo que hice. Hubo un muchacho que combatió contra el sistema en los tribunales durante cinco años".
