
Gerard Piqué acabó el clásico eufórico, rozando el éxtasis. El triunfo 2-3 con gol de Messi en el último minuto apenas cinco minutos más tarde de que James empatase a dos el encuentro dejó al central catalán lleno de satisfacción, ésa que rozó cuando casi marca en dos ocasiones el 1-3 y la que dejó fluir cuando, en privado, a sus compañeros, les dejó claras sus conclusiones: "Somos infinitamente mejores", les recordó mientras festejaba el 2-3 de Leo Messi, logrado siete minutos después del 2-2, cuando los blancos ya jugaban con uno menos por la roja de Ramos (minuto 77).
Las cámaras de Movistar y su programa El Día Después, pillaron al internacional español repleto de orgullo, recordando que su equipo, su Barça, era muy superior al eterno rival.
Lo hizo antes de mofarse de la afición del Bernabéu al salir en el bus. Cuatro pilló a Piqué mostrando tres dedos en referencia a los tres goles que había marcado Messi mientras hinchas blancos decían de todo a la expedición que se dirigía rumbo a Barajas.
Piqué fue uno de los protagonistas del duelo frente a los blancos no sólo por estos gestos, sino porque durante el partido fue víctima de las iras de Ramos cuando, al ser expulsado, el capitán del Real Madrid se encaró con él. "¡Habla ahora!", gritó mientras le aplaudía y señalaba al palco, ése en el que su compañero de selección decía que se movían "los hilos de este país".
"Están acostumbrados a arbitrajes permisivos", continuó con la polémica Piqué después en la 'flash interview'. "Permisivo fue lo del PSG", le recordó en zona mixta Ramos en lo que apunta a ser sólo el penúltimo episodio de tensión entre ambos y, por extensión, entre el Piqué y el Real Madrid.