Gareth Bale marcó ayer ante la Real Sociedad un golazo, quizá uno de los más bonitos en lo que llevamos de campeonato y de los que ha anotado en el Real Madrid. Fue una cabalgada plena de velocidad y buena definición que permitió exhibir parte de las mejores virtudes del galés, pero que, a su vez, sirvió para tapar las sombras del '11' en una noche en la que de nuevo fue el foco de las miradas por su mal arranque de temporada. La pregunta, tras el partido, es saber si el jugador 'ha resucitado' para ser el que todos esperan. Duda razonable en la que añadir tres defectos y dos virtudes mostrados en Anoeta para avivar el debate.
Virtudes:
1.- Pegada y velocidad
En el gol a la Real, Bale mostró buena parte de sus virtudes, esas que le convierten en un futbolista letal corriendo, con espacios por delante y saliendo a la contra. Así, al galope, demostró que tiene potencial para desbordar cuando tiene terreno por delante con el añadido importante de su capacidad para definir ante la meta contraria.
En la segunda parte, con la Real volcada sobre la meta de Keylor, tuvo un puñado de oportunidades para lucirse en estas virtudes. El problema es que el Real Madrid no suele ofrecer muchas opciones de que las despliegue. Con Zidane la posesión es el modus operandi, y eso implica que al de Cardiff no le quedan muchos espacios para correr y conducir la bola como a él le gusta y como, por ejemplo se veía con frecuencia en el Tottenham.
2.- Peligro constante por la izquierda
Dice Bale que a él lo que le gusta es jugar por el centro, casi como un segundo delantero instalado como verso suelto detrás del delantero centro. Con 4-3-3, cuando la BBC era intocable, esta opción era imposible. Bale solía ocupar la banda derecha, a pierna cambiada, porque en la izquierda Cristiano Ronaldo exigía partir desde el costado zurdo. Ahí, confinado en la derecha, Bale lucía menos, salvo cuando trazaba diagonales para pegarle con su pierna buena.
Ahora con el 4-4-2 como sistema, Bale puede cambiar de vez en cuando de banda e incluso permitirse el lujo de jugar por momento más como interior / extremo zurdo que como segundo punta. Así brilló también en Anoeta en las escasas ocasiones en las que puso centros al área, casi siempre cargados de veneno. Algo parecido le pasó ante el Apoel de Nicosia en Champions. Volcado en ese espacio ofrece siempre pases peligrosos. En ese partido, de hecho, asistió a Cristiano con la zurda en el tanto del 1-0.
Defectos:
1.- Balones siempre al pie
El gol fue uno de los pocos balones en los que Bale explotó su capacidad de correr al espacio. Durante buena parte del partido, especialmente en la primera mitad, su movilidad fue muy limitada, no generó desmarques de ruptura ni carreras para arrastrar a los zagueros que se encontraban por delante de él. Este nuevo Bale surgido tras un año complicado, es menos explosivo, tiene menos velocidad o, al menos, trata de ocultarla quizá afectado por los temores a caer de nuevo lesionado con algún problema muscular como le sucedió cuando, en el clásico de primavera, se rompió casi de forma definitiva hasta la final de Cardiff.
2.- Incapaz para asociarse
Está vinculado al punto anterior. Bale, sin opciones para correr al hueco, ofrece pocas alternativas en el juego en estático de los suyos. Él no es como otros futbolistas merengues de velocidad, capaces de jugar también en posesiones largas, con opciones asociativas de calidad, como le pasa a Asensio o Lucas Vázquez, por hablar de dos jugadores que usan su velocidad, pero que no rehúsan de tocar y tocar junto a los Isco, Modric, Kroos o Casemiro, gente que se siente cómoda en este mecanismo más pendiente del 'tiqui-taca' que de buscar contras.
3.- Escasa capacidad defensiva
Bale empezó su carrera como lateral izquierdo. En sus tiempos en el Tottenham era muy, pero que muy ofensivo. Eso de defender no le gustaba. De ahí que fuera evolucionando hasta acabar de segundo delantero. Cuando le toca apretar en la zaga lo hace de forma débil y no siempre completa. Cubre con poco el expediente, y punto. Ante la Real repitió esta tendencia.
Cuando le tocaba bajar, bien en el costado derecho, bien en el izquierdo, no solía apretar al jugador al que le tocaba defender, ni le achicaba espacios como manda la norma. Así, por ejemplo, en la jugada del 1-1, Bale es el que trata de frenar el centro de Odriozola, pero lo hace tarde, sin apurar y tirándose a destiempo. El txuri-urdin no tuvo problema en meter la bola al segundo palo donde Kevin esperaba para empalar el esférico.