Para Gerard Piqué todo es felicidad en el Barcelona. O casi todo. Hay un asunto que le duele. Cuando habla de ello en público le cuesta enfocarlo. Incluso se le quiebra la voz. Se trata de su capitanía. O mejor dicho, su no capitanía. Pese a ser uno de los veteranos del plantel, pese a su indudable peso en el seno del vestuario, la plantilla jamás le ha escogido para ser uno de los cuatro encargados de portar el brazalete.
Ahora, con la salida de Mascherano, parece claro que será su sustituto. El nuevo cuarto capitán. Lo tendrá que decidir, en todo caso, el resto del bloque a través de una votación. Pero ser elegido esta vez no le quitará el dolor de ver como estos años sus propios compañeros no le han querido escoger como uno de las voces autorizadas del vestuario blaugrana.
Ayer, preguntado al respecto en el acto de presentación de su renovación hasta 2022 admitió que le dolió que no lo escogieran en 2015 cuando Xavi Hernández dejó el Barça y se tuvo que votar a un sustituto. En aquella fecha sus compañeros no decidieron que fuera Piqué. Votaron a Mascherano.
"Siempre me he visto de capitán. Me hizo daño en el momento en que no lo fui, pero ahora es diferente. Yo soy un jugador diferente, me mojo más de la cuenta y hago más ruido y a veces un vestuario prefiere otro perfil de capitán", dijo Piqué.
"En algunas cosas no soy ejemplo, pero soy como soy y seguiré siendo así y no me arrepiento ni me escondo. Le dais mucho morbo al brazalete de capitán. Sea o no sea capitán seguiré siendo lo que soy y como soy y ayudaré igual. Es un mero trámite ser el cuarto capitán. Le dais más importancia de la que tiene, de verdad", se explicó.
En su propia respuesta Piqué dejó entrever el motivo de porqué no fue escogido en su momento. Su talante polémico fuera del terreno de juego, la posibilidad de hacer declaraciones o hablar en nombre del equipo sin representar de forma pausada y cautelosa lo que opina el resto del cambiador lo dejó fuera de los candidatos.
Los portadores del brazalete, a saber Messi, Iniesta, Busquets y hasta ahora Mascherano, destacan por tener un perfil completamente distinto. Mucho más calmado y ácido. Más institucional. Es lo que el equipo buscaba. Por eso no ha votado a Piqué en estos años anteriores, una decisión que el central no puede ocultar que le duele, aunque haya tratado ahora de pasar de puntillas sobre el asunto.