
El vestuario de un equipo de fútbol es un lugar (casi) inviolable. Aunque cada vez más las cámaras se cuelan para deshilachar sus secretos, todavía imperan reductos de privacidad impenetrables. Sólo los conocen sus protagonistas. Sólo los airean sus testigos. Juanfran Torres se alistó ayer, tras ganar la Europa League, al bando de estos últimos para relatar la bala secreta con la que el Atlético de Madrid trató de retener a Griezmann.
En verdad no fue el Atlético de Madrid, sino Fernando Torres el que monopolizó este intento. Para el caso es lo mismo. Torres es el Atlético de Madrid. Su nombre es el escudo. Su discurso, el himno.
El capitán sin brazalete, el hombre al que Gabi cedió la copa que habían ganado los goles de Griezmann para elevarla al cielo de Lyon, se acercó al 'Principito' terminado el encuentro y ahí, en el búnker del vestuario, le disparó a bocajarro una salva de cariño con la que intentar retenerlo. Con la que intentar evitar lo inevitable. Su fichaje por el Barça. Su adiós al Atlético.
Ahí, entre compañeros gritando, Torres se acercó a Griezmann y le pidió que reflexionara sobre lo que iba a hacer. "Le ha dicho que disfrute y que luego medite. Se lo he oído yo. Ha sido en petit comité. Le queremos mucho. Es buen chaval. Se deja la vida por el Atlético como todos. Se merece el cariño que pueda recibir", confesó Juanfran en zona mixta, en la Cadena Cope.
¿Y la respuesta de Griezmann cuál fue? No se sabe. Ahí cortó Juanfran el grifo de las confesiones. A Torres le preguntaron, pero el delantero regateó el asunto. Sólo le puso deseo.
"Ojalá decida quedarse con nosotros. Sea la [decisión] que sea, se le respetará. ¿Si la tiene ya tomada? No lo sé. Intento darle un consejo como amigo, en una situación que yo he vivido antes en el Atlético y en el Liverpool. Sé que no es fácil. Es difícil juntar todas las piezas del puzzle. Pero la decisión es suya", zanjó Torres tras tratar de convencer al francés de su continuidad. Tras tratar de hacer doblete en la noche mágica de Lyon ganando, no sólo la Europa League, sino también la permanencia del hombre de la noche, de Griezmann.