Alemania ha sido la gran decepción del Mundial 2018. La vigente campeona sucumbió ante la maldición del defensor del trono y cayó en la fase de grupos. Una derrota que puede significar el fin de ciclo en una selección que ha llegado, al menos, a cuartos de final en todas las competiciones del siglo XXI y que ha tenido en Joachim Löw a su gran líder desde 2006.
"Soy el primero que tiene que cuestionarse. Esa es mi responsabilidad. Es muy temprano para responder a la pregunta", reflejó Löw en rueda de prensa tras caer por 2-0 ante Corea. El seleccionador alemán dejó de esta forma la puerta abierta a su futuro y será una decisión que tenga que tomar él, pues la Federación a través de su presidente, Reinhard Grindel, quiso ratificarle hasta 2022.
El Mundial de Qatar había sido la fecha que se puso como límite Löw para terminar su etapa con Alemania. El entrenador pretendía cumplir el Mundial de Rusia, la Eurocopa 2020 y la siguiente Copa del Mundo, pero este desastre podría alterar sus planes.
El técnico germano se hizo cargo de la selección en 2006 una vez que Jürgen Klinsmann renunció a su cargo tras el Mundial que se celebró en Alemania. Löw, que había sido segundo de Klinsmann durante dos años, entrenó desde 1994 a 2004 a diferentes clubes de Austria, Alemania y Turquía, pero en todos nunca llegó a tener la relevancia que le llegó al frente de la 'Manchstaff'.
A cargo de la selección ha conquistado el Mundial 2014 y la Copa Confederaciones 2017, perdió la final de la Eurocopa 2008 y llegó a semifinales en el Mundial 2010 y las Eurocopas 2012 y 2016. Unos registros que indican el gran éxito del proyecto de Löw, siempre había quedado entre los cuatro primeros, y que ahora puede llegar a su final tras consumar el mayor desastre de la historia de la selección alemana. El técnico deberá decidir si 12 años han sido suficientes liderando a su país.