A un mes de que termine el mercado estival, todas las opciones que el Real Madrid baraja para fichar un galáctico superan los 100 millones de euros: Neymar, Mbappé, Kane, Hazard, Icardi y Lewandowski, entre otros. En esta situación se abren dos posibilidades: incorporar un futbolista a cualquier precio, o bien seguir apostando por el actual modelo que en su día ya cuatriplicó el valor de Ramos, Carvajal, Marcelo, Isco, Varane, Casemiro y Asensio.
La semana pasada un alto dirigente del Real Madrid comentaba orgulloso que prefieren formar jóvenes talentos para que a medio-largo plazo se conviertan en estrellas, antes que realizar una alta inversión en un futbolista consagrado. Sin ir más lejos, en la última final de la Champions había seis futbolistas titulares que en su día llegaron a Chamartín como promesas: Isco, Varane, Ramos, Marcelo, Casemiro y Carvajal. Un promedio superior a los jugadores que fueron incorporados con cierto nombre, algunos a base de talonario: Keylor, Kroos, Modric, Benzema y Cristiano.
El Barcelona está experimentando los fatídicos resultados de haber pagado cantidades desorbitadas por futbolistas de valor más bajo a lo invertido. Incremento del precio de cualquier jugador, poca continuidad a un proyecto de futuro, aferramiento a cláusulas y posible malestar en el vestuario son algunas de las secuelas de este tipo de política.
Florentino Pérez levantó ocho títulos en sus últimas dos temporadas como presidente del Real Madrid, uno más que en sus primeras seis campañas, donde no tuvo reparo alguno en abonar 60 millones por Figo, 77 por Zidane, 45 por Ronaldo y 38 por Beckham durante cuatro mercados consecutivos. Un dato que deja en evidencia el pensamiento de los los galácticos y ensalza una gestión continuista de futuro.
El punto de inflexión para que el Real Madrid cambiase su rumbo se produjo en la temporada 2013-2014. El conjunto madridista paga 101 millones por Gareth Bale y empieza a invertir en promesas como Casemiro (6), Carvajal (6), Isco (30) e Illarramendi (32). Era la primera vez que se intentaba hacer compatible en un mismo verano dos modelos totalmente opuestos: el de los galácticos y el de las futuras estrellas.
A excepción de Illarramendi, los demás jugadores tienen a día de hoy un rol de titular indiscutible. En cambio, Bale siempre ha estado bajo la presión de ser el sustituto de Cristiano Ronaldo y, a priori, no ha salido tan rentable como Carvajal, Isco y Casemiro.
En cinco temporadas los resultados dan la razón a aquellos que quisieron apostar por las futuras promesas pagando solamente 74 millones de euros. En un lustro, Carvajal y Casemiro tienen un valor de mercado, según Transfermarkt, de 60 millones cada uno, mientras que Isco se eleva hasta los 75 millones de euros.
Un mercado de arenas movedizas
Las actuales circunstancias complican más de la cuenta realizar fichajes proporcionales en cuanto a precio y valor deportivo del jugador. En el caso del Real Madrid no solo debe a las grandes cantidades económicas que exigen Inter, Bayern y Chelsea por Icardi, Lewandowski y Hazard, sino también a los 'noes' de Neymar y Mbappé.
El detonante que puede desencadenar la firme apuesta de alistar a un galáctico estará en el partido de la Supercopa de Europa ante el Atlético de Madrid el 15 de agosto. Si Asensio, Bale, Benzema e Isco no dan un paso al frente en estos primeros envites, habrá que ver si hay medidas inmediatas. El tiempo dictará sentencia sobre dos estilos totalmente diferentes a la hora de gestionar un equipo.