El Real Madrid 18/19 ya ha echado a andar. Con una derrota ante el Manchester United, el equipo de Julen Lopetegui ha empezado su camino en la nueva temporada. En menos de dos semanas tiene el primer test de nivel del curso, la Supercopa de Europa ante el Atlético, y aún tiene bastantes asuntos por resolver en su plantilla.
En primer lugar, las salidas. Diferentes jugadores se encuentran en una posición que les obliga a abandonar la entidad. Martin Odegaard, Fede Valverde o Borja Mayoral, además de Theo Hernández (a punto de irse a la Real Sociedad, cedido) y Fabio Coentrao (que ni siquiera se ha incorporado a la concentración de verano) pertenecen a este apartado, pero hay más.
Otros dos nombres propios son croatas: Mateo Kovacic y Luka Modric. El primero lo ha hecho público y del segundo se empiezan a filtrar detalles, pero existe un interés en dejar la entidad. Ante la salida de Kovacic, podría no haber fichajes, pero si se da finalmente la venta del '10', el asunto sería de Estado en Concha Espina y obligaría a responder con una incoporación que, para colmo, se tendría que hacer en tiempo récord.
Así, el centro del campo se suma a la portería y a la delantera como lugares de incertidumbre en el equipo blanco. Porque, con la posible llegada de Courtois, serían cinco los porteros en nómina: el belga, Lunin, Kiko Casilla, Luca Zidane y Keylor Navas. Este superávit haría indispensable que se vendiesen, al menos, dos metas. El 'tico', si se ficha a Courtois, sería involuntariamente un problema, ya que ha repetido por activa y por pasiva que luchará por un puesto que, en teoría, estaría ya ocupado.
En ataque, dudas, pero menores. Con Vinicius, Bale y Benzema, Raúl de Tomas podría ser el nuevo telonero de los titulares, recogiendo el testigo de un Mayoral con menos hueco todavía.
Falta gol, el problema se hizo evidente ante el United, pero aún faltan más opciones para ficharlo. Ni Kane, ni Icardi, ni Lewandowski, ni Neymar, ni Mbappé. El club no quiere hacer un gran dispendio y, si no hay oportunidades inesperadas de mercado, es difícilmente imaginable un fichaje de relumbrón. El problema, el que sigue vigente desde la marcha de Cristiano: cómo compensar el vacío goleador de la estrella portuguesa. Una complicadísima tarea. Otra motivo para la incertidumbre.
Asuntos cerrados
En un verano extraño, marcado por los adioses de Cristiano Ronaldo y Zinedine Zidane y en el que ya se ve lejana la Champions conseguida ante el Liverpool, el Real Madrid presenta pocas cosas cerradas. Pero las tiene.
La defensa, por ejemplo. La llegada de Álvaro Odiozola, dando un relevo de mucho nivel a Dani Carvajal, es una de ellas. Con el vasco, y a pesar de la marcha de Theo, el Real Madrid presentará una defensa cubierta. Lopetegui habría pedido un central, pero Vallejo tendrá que dar el salto definitivo, flanqueado por un Nacho que se desempeñará también en el lateral zurdo para sustituir, cuando se necesite, a Marcelo. En este sentido, Sergio Reguilón se perfila como la alternativa de cantera para este puesto, después de su buen hacer en el primer partido de pretemporada.
El nuevo estilo es otra de esas confirmaciones. El propio Real Madrid se encargó de demostrarlo ante el Manchester United, dominando la pelota y haciendo gala de lo que quiere Lopetegui, que ya lo expuso con la selección española: un fútbol de toque, de posesión, en el que primen menos los contragolpes y que priorice la presión tras pérdida.
La última evidencia es la de las nuevas responsabilidades para determinados jugadores del plantel. Ahí salen a escena Gareth Bale, Karim Benzema, Isco Alarcón, Marco Asensio y Dani Ceballos. Los dos primeros deberán erigirse en líderes del ataque y aumentar su capacidad goleadora. De este paso adelante depende, en buena medida, el porvenir del Real Madrid. En cuanto a los dos mediapuntas, con el aval de Lopetegui tendrán que demostrar algo que no pudieron con Zidane: que pueden ser titulares indiscutibles. En cuanto al último, el técnico guipuzcoano le entregó la batuta ante el United, lo que debería ser el inicio de una nueva etapa en la que, previsiblemente, tendrá más protagonismo después de un curso gris.