
Ernesto Valverde acaba de comenzar su segunda temporada como técnico del Barcelona. En entrenador extremeño firmó por dos temporadas tras la salida de Luis Enrique, pero dejó abierta a otra opcional. Una posibilidad que a día de hoy parece complicada que se cumpla tras los continuos desencuentros entre él y la directiva blaugrana.
La primera gran piedra en el camino que se encontró Valverde fue la salida de Neymar. El PSG arrebató al brasileño a los culés y la directiva blaugrana se mantuvo en estado de 'shock' hasta los días finales de mercado, cuando decidieron hacer una importante apuesta por Dembélé. El técnico se tiró todo el verano de 2017 pidiendo un recambio a la altura del nivel de Neymar, pero este no llegó hasta invierno con Coutinho, un jugador que no pudo disputar la Champions.
Precisamente el papel en la Copa de Europa fue el gran desencuentro entre directiva y técnico. Tras la eliminación ante la Roma, donde Valverde no acertó con el planteamiento del partido, Bartomeu se replanteó acabar con el entrenador si no ganaba la Copa del Rey, según ABC. El doblete, con una Liga que tuvo ganada desde muy pronto, acabó convenciendo a la directiva de Can Barça.
Otro enfrentamiento entre Valverde y el presidente han sido los fichajes. Yerry Mina y Malcom son dos de los jugadores que nunca ha pedido el cuerpo técnico, pero sí ha traído la directiva. Primero el colombiano, que apenas jugó cuatro partidos como azulgrana en media temporada, y ahora el brasileño, del mismo perfil que Dembélé y que todavía no ha debutado oficialmente, son síntomas del mal entendimiento.
También lo son el fichaje que ha pedido este verano y la salida que no se le consultó. Valverde quería a Willian porque encajaba en su esquema y ofrecía alternativas diferentes, pero la directiva trajo a Malcom montando un lío con la Roma y Monchi. Además, con Paulinho, el técnico se enteró por medios externos de que regresaba a China, en una decisión que no se le preguntó.
Los rumores ahora sobre la posible salida de Ivan Rakitic rumbo al PSG pueden hacer estallar otro desencuentro entre técnico y directiva. Valverde considera al croata una pieza fundamental, pero Bartomeu sabe que la masa salarial de la plantilla y la economía aprietan al club. La cláusula de rescisión de 125 millones decidirá si puede haber otro capítulo negativo en la nula relación entre el entrenador y el presidente.