Madrid, 24 ago (EFE).- Para su nueva etapa en Primera, el Rayo buscaba gol, una referencia en ataque, y la ha vuelto a encontrar en Raúl de Tomás, uno de los artífices del ascenso la pasada temporada y que, a falta de una semana para que se cierre el mercado de verano, se ha convertido en el refuerzo ilusionante de la plantilla.
En 2011 el Rayo Vallecano regresó a Primera tras ocho temporadas penando por Segunda B y Segunda. Esa temporada de regreso a la máxima categoría abrió un exitoso periodo que duró cinco años y, por momentos, dio mucho que hablar por el estilo de juego de un técnico con personalidad como Paco Jémez, que acaparó tantos focos dentro del terreno de juego como fuera de 2012 a 2016.
La temporada 2011/2012, con José Ramón Sandoval en el banquillo, la responsabilidad del gol recayó en el asturiano Michu, que venía de hacer varias campañas discretas en el Celta, y de Diego Costa, desubicado en el Atlético, con un papel secundario.
Michu sorprendió con su rendimiento y sus 15 goles, que le valieron para fichar por el Swansea, jugar en la Liga inglesa y debutar con la selección.
Diego Costa dio un salto de calidad al equipo vallecano, demostró garra, implicación y solo en la segunda vuelta de campeonato marcó diez goles. Volvió al Atlético, fue campeón de Liga y solo dos años después de salir del Rayo disputó el Mundial de Brasil con España.
En la temporada 2012/2013, la primera con Paco Jémez en el banquillo, el esquema del técnico canario permitió formar un tridente que ya es historia por sus goles y por la histórica octava plaza liguera. Piti marcó dieciocho goles, el brasileño Leo Baptistao siete y el argentino 'Chori' Domínguez cinco.
La siguiente campaña, pasó lo habitual. Esos grandes goleadores, revalorizados, cambiaron de aires. El director deportivo Felipe Miñambres apostó entonces por un argentino casi desconocido en el fútbol español, Joaquín Larrivey, procedente del Cagliari.
Larrivey se ganó el corazón de la afición rayista por su forma de ser y por los doce goles que marcó y sirvieron para relanzar su carrera a sus 30 años. Su pareja en ataque fue el madrileño Alberto Bueno, que ese curso marcó once tantos, pero al siguiente, en el despegue de su trayectoria, acumuló diecisiete. Su nombre sonó en todas las quinielas para ir a la selección española, aunque no llegó a ir convocado, y en 2015 firmó por el Oporto, con el que jugó en Portugal.
La última temporada del Rayo en Primera no fue buena y se consumó con el descenso en 2016. El mayor acierto en ataque fue la apuesta que hizo el club por el delantero malagueño Javi Guerra, que marcó doce goles, y por un casi desconocido Jozabed Sánchez, procedente del Jaén, que marcó diez tantos.
La primera temporada en Segunda no hubo en ataque una referencia clara y el equipo lo notó, pero el pasado curso la llegada de Raúl de Tomás devolvió la ilusión a la afición del Rayo.
De Tomás, cedido por el Real Madrid, marcó 24 goles, fue el jugador más determinante y su rendimiento le valió para regresar al conjunto blanco, renovar hasta 2023 y hacer la pretemporada a las ordenes de Julen Lopetegui.
Durante julio y agosto, De Tomás no ha convencido a Lopetegui y, sin hueco en el Real Madrid esta temporada, ha optado por volver al Rayo y empezar a escribir su historia en Primera, categoría en la que aún no ha debutado. Su objetivo, reivindicarse, marcar goles y ayudar a la permanencia del Rayo.
Raúl de Tomás será la referencia en ataque del equipo madrileño, puesto que el Rayo solo contaba hasta el momento con un delantero centro puro, Javi Guerra, que tiene 36 años y su papel es más como alternativa que como referencia para la titularidad.