
Y llegó el día en el que el Santiago Bernabéu 'explotó'. Lógico. El Real Madrid acumula cinco partidos sin ganar y tres derrotas consecutivas ante CSKA, Alavés y Levante, algo que es imperdonable en un club que viene de donde viene. Si no es por los pinchazos del Barcelona y Atlético, el equipo blanco estaría fuera de LaLiga, como sí ocurrió la temporada pasada.
En la última temporada de Zidane ya se vislumbraron los primeros síntomas de un equipo que presentaba desgaste y necesitaba renovarse sí o sí. Quién sabe si esta fue una de las razones de la marcha sorpresa del francés, el hombre que ganó tres Champions en dos años y medio. Y que, con el tiempo, ha demostrado ser el más listo de todos.
Este verano le tocaba a Florentino Pérez hacer su trabajo después de las salidas en los últimos años de James, Pepe, Morata y Kovacic, pero sobre todo la de Cristiano, el jugador más importante en la historia blanca pese a quien le pese (451 goles en 438 partidos). Pero no ha sido así. El presidente, que está en su derecho, no está dispuesto a pagar millonadas (que no sean Neymar o Mbappé) teniendo una base de jugadores jóvenes y campeones.
Y se ha equivocado. Florentino ha preferido pagar por el nuevo estadio a hacer una remodelación de la plantilla que ya venía con desgaste. Una plantilla en la que falta claramente una referencia arriba y más defensas. Con los antecedentes de la defensa con las lesiones, el club ha vuelto a confiar en Vallejo como cuarto central y ha dejado a Marcelo sin un recambio natural. Error y gordo.
Si no hay lesiones, el Real Madrid tiene tan solo 18 jugadores aptos para competir (una lista de convocados bastante aceptable), pero si a esto le sumas cualquier lesión o sanción, el banquillo queda desguarnecido. Y esto, en partidos importantes, se nota. La planificación deportiva ha sido muy mala y se ha llevado por delante a Lopetegui.
Y a todo esto se le suma la poca aportación que ha hecho el entrenador. Al vasco, si le echan, solo se le recordará por su gran partido ante la Roma y nada más. Todos sus jugadores están de capa caída y no hay ninguno que esté en plena forma. En el principio de la temporada, hombres como Bale, Isco y Asensio tiraban del carro. Ahora no tira nadie.
Eso es algo que se le debe achacar a Lopetegui. El vasco no ha sabido reconducir la situación en estos últimos partidos y no transmite lo que quiere a sus jugadores. O por lo menos es lo que se ve en el campo. Ante el Levante, el equipo volvió a demostrar que con muy poquito te hacen gol y no da la sensación de remontar el partido. Equipo partido y con muy poco orden. Y además, otro gol nada más empezar, lo que denota falta de concentración.
Lo peor para el Real Madrid es que venga quien venga lo va a tener en chino para reconducir la situación. Cuando llegó Zidane, el club tenía a Cristiano, James, etc., pero ahora hay muy pocos recursos arriba. Pinta un año muy malo para el equipo merengue a no ser que en diciembre fichen jugadores de verdad.