"Esta noche hemos roto una dinámica compleja y hemos vuelto a ganar, creo que puede ser un punto de inflexión", así respondía Julen Lopetegui en la rueda de prensa posterior a la victoria del Real Madrid ante el Viktoria Plzen. El triunfo, pese a sufrido, llega un mes después del conseguido ante el Espanyol y da una gota de oxígeno al equipo blanco antes de visitar el Camp Nou en el Clásico.
El puesto de Lopetegui en el banquillo merengue sigue pendiendo de un hilo pese a que Butragueño le reafirme de cara al Clásico o el técnico se empeñe en "estar contento". La pitada de un público "soberano", como tildó el de Asteasu, no hace más que confirmar que existe una crisis de resultados en el Santiago Bernabéu que hace peligrar el proyecto de la temporada.
Pese a ello, "el objetivo de los tres puntos" en Champions se ha cumplido y el Madrid mira hacia arriba con la sensación de que es muy difícil seguir fallando tantas ocasiones. Lopetegui reconoció que en toda esta vorágine de malos resultados, solo merecieron "no ganar en Sevilla", pues considera que en el resto de encuentros "pasaron cosas".
Unas "cosas" que en el Madrid nunca habían sido tan constantes y que se traducen en repetitivos intentos ofensivos errados de cara a puerta. Como si un maleficio se tratase, cada vez que el jugador blanco encara al meta rival, el balón se marcha al limbo produciendo una constante "generación de ocasiones" que, pese a que Lopetegui sabe que se están fallando, confían en que "lleguen situaciones mejores".
Así mira al Clásico el Real Madrid, con el ambiente enrarecido y asumiendo que "cuesta ganar o hacerlo de manera más holgada". El primer paso para superar una crisis es asumirla, el siguiente buscar un punto de inflexión y entonces volver a ser ese equipo que cuando más está contra las cuerdas, renace apegado a su historia competitiva. Julen Lopetegui salta al paso intermedio, el fútbol determinará el domingo en Barcelona el devenir de su "recuperación".