Desde que Rodríguez Zapatero llegó al Gobierno en el año 2004, las relaciones entre Mohamed VI y el presidente del Gobierno español han sido más que cordiales y, de hecho, ya se han reunido en más de una ocasión. Ayer volvieron a verse las caras y aunque no trataron ningún tema controvertido, seguro que el monarca alaluita está satisfecho. Zapatero-Mohamed VI: encuentro edulcorado sin soluciones
Marruecos se ha convertido en un país prioritario para España y las ayudas que recibe se han multiplicado por cuatro en comparación con la era Aznar. Pero, ¿tiene el país magrebí una población tan necesitada y una tierra escasa de recursos? Es posible que la población, en general, sí, pero a tenor de los beneficios que han obtenido las dos cabeceras del holding de Mohamed VI, la respuesta sería negativa si nos ceñimos a la élite real.
Las empresas del monarca han triplicado en plena crisis sus beneficios y no paran de crecer, gracias, entre otras cosas, a los ricos recursos del Sáhara.
Siger es la compañía de la familia real que gestiona sus inversiones. Posee el 60 por ciento de Société Nationale d´Investissement (SNI) y controla de forma directa o indirecta casi un tercio de Omnium Nord Afrique (ONA), el principal conglomerado industrial del Estado. Ambas cabeceras acaban de fusionarse para crear un holding de inversión que, a tenor de los resultados presentados por ambas, tiene un futuro muy prometedor: su beneficio suma 471 millones de euros.
Crecimiento sin freno
ONA obtuvo en 2009 unos beneficios de 2.917 millones de dirhams (262,26 millones de euros), lo que supone triplicar casi los resultados del año anterior. Las ventas del último ejercicio de ONA se elevaron hasta los 37.333 millones de dirhams (3.356,52 millones de euros). En el caso de SNI, los beneficios se han cuadruplicado, hasta los 2.347,3 millones de dirhams (2.110,4 millones de euros) que ha registrado en el último ejercicio. Esta firma logró unas ventas de 3.427,6 millones de dirhams (3.08,17 millones de euros) en 2009.
En total, el valor bursátil de todas las filiales que dependen de Siger se eleva a 160.000 millones de dirhams (14.115 millones de euros), lo que representa casi el 30 por ciento de la capitalización global de la Bolsa de Casablanca. Con todo ello, la fortuna personal del monarca asciende, según los últimos datos de la revista Forbes, a 2.500 millones de dólares (1.750 millones de euros). Aunque para la mayoría de los marroquíes, Mohamed VI es Su Majestad, para sus 21.450 trabajadores, es así simplemente el patrón.
Pero, ¿de dónde proceden los pingües beneficios de las empresas del monarca? La red del máximo dirigente del país magrebí se extiende no sólo a todos los poderes institucionales, sino a casi todos los sectores productivos.
Sus tentáculos abarcan desde el sector de la minería, de donde proceden la mayor parte de sus ingresos por la explotación de minas de fosfato, precisamente en el Sáhara, hasta el sector de las telecomunicaciones, la energía, el inmobiliario, el de la distribución o el de la industria agroalimentaria.
La importancia vital que juegan las minas de fosfato impulsó a Forbes a bautizar al monarca como El rey de las rocas. Marruecos posee la mitad de las reservas del preciado mineral y Mohamed VI controla prácticamente la totalidad de las minas.
De hecho, gracias a la compañía minera Managem, de la que posee el 78 por ciento a través de ONA, y a la espectacular subida del precio del fosfato, el rey alauita ha conseguido incrementar su fortuna en 1.000 millones de dólares y pasar al puesto siete de los monarcas más ricos del mundo.
Un imperio económico
Pero su fortuna no sólo la engrosan los resultados empresariales. Mohamed VI es propietario de 12 palacios, cuyo coste de mantenimiento alcanza la friolera de un millón de dólares (casi 700.000 euros) anuales. Además, posee parte de las tierras confiscadas a los colonos franceses y varias residencias de lujo en el extranjero, una mansión de 200 habitaciones y un parque de 400 hectáreas, según el seminario independiente marroquí Le Journal Hebdomadaire. Mohamed VI, que se proclamó a su llegada al poder como el rey de los pobres, se convierte, así, en realidad, en el Rey Midas.
La pregunta que cabría hacerse es si Marruecos es tan pobre como la necesidad de ayuda indica o si lo que ocurre es que la riqueza está mal respartida. ¿Es mejor hacer la vista gorda con el rey y ayudar a sus ciudadanos? España lo tiene claro. El Ejecutivo socialista ha convertido a Marruecos en el segundo país del mundo que más ayuda española recibe en los últimos años. Son en total más de 500 millones desde la llegada de Zapatero al poder y, lo más llamativo, es que lejos de frenarse, la tendencia va en aumento y esta legislatura el importe de la ayuda se duplicará.
Y ¿cómo responde Marruecos a tanta generosidad? La respuesta es conocida. La ocupación de Perejil, la retirada de su embajador en Madrid, las reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla, el boicot comercial a esta última ciudad, la agresión a los activistas en pro de un Sáhara libre y la preferencia comunitaria por sus frutas y hortalizas en detrimento de los agricultores españoles son sólo algunos ejemplos.
La situación ha llegado a tal extremo que incluso este verano el Rey Juan Carlos llamó a Mohamed VI para calmar los ánimos e intentar que el país vecino bajase el tono de las acusaciones que se estaban vertiendo contra la Policía y la Guardia Civil. Todo un carrusel de desprópositos que provocaron incluso en Marruecos manifestaciones frente a la embajada española en Rabat o en el Consulado de Nador.
Pero la memoria de Zapatero parece muy frágil y lo más probable es que en el próximo Plan Anual de Cooperación Internacional, las ayudas a Marruecos mantengan la media de 100 millones que los socialistas han respetado desde hace cuatro años.
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