El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, rechazó este miércoles las críticas de su país de origen, Polonia, cuyo gobierno se opone a su reelección el jueves al frente de los 28 mandatarios europeos.
"Soy y también debo ser en el futuro imparcial y neutral políticamente de cara a los 28" países del bloque, dijo en rueda de prensa Tusk, la víspera de que los mandatarios europeos se pronuncien en una cumbre en Bruselas sobre su continuidad en el cargo hasta finales de 2019.
El también ex primer ministro polaco parece tener allanada su reelección, que según un responsable del gobierno alemán recibiría un "apoyo abrumador" de los dirigentes europeos, pese a que Varsovia ha expresado públicamente su rechazo y ha presentado incluso un candidato alternativo.
En una carta enviada a sus homólogos europeos, la primera ministra polaca, Beata Szydlo, reiteró este miércoles su rechazo al actual presidente del Consejo Europeo, por haber "violado brutalmente" la regla de "neutralidad política" necesaria para su puesto.
"No podemos permitir el establecimiento de un peligroso precedente, en el que el presidente del Consejo Europeo ataca en el plano político a un gobierno democráticamente elegido", afirma la jefa del gobierno polaco, en tensión con Bruselas sobre el respeto al Estado de derecho.
Tusk rechazó ser el "responsable de los enfrentamientos" y defendió su papel de "protección de los valores y principios europeos". "Yo no estoy aquí para juzgar mi mandato, esto corresponde a los dirigentes", agregó.
El gobierno nacionalista y conservador polaco no puede vetar la decisión por sí solo ni con el eventual apoyo de la Hungría del euroescéptico Viktor Orban, ya que, para la elección del presidente del Consejo, se necesita al menos el sí de 21 países, que representen el 65% de la población.
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