La delegación española finalizó los Juegos Olímpicos de Río 2016 con un total de 17 medallas, igualando el número de preseas obtenidas en Londres 2012, pero con un mejor balance final, debido al número de oros.
La delegación española destacó por sus siete oros, un número que marca su tope histórico, a excepción de la cita olímpica organizada en casa, Barcelona 92, cuando se ganaron trece metales dorados. Desde entonces, todas las citas olímpicas se habían saldado con tres triunfos (Sídney, Atenas y Londres) o con cinco (Atlanta y Pekín), por lo que Río supone un importante paso adelante.
El resto de metales fueron cuatro de plata (número alejado de las once de Atenas y diez de Pekín y Londres) y seis de bronce (igualando el tope histórico de Atlanta y Atenas).
Mireia y Craviotto, por partida doble
Las competiciones acuáticas fueron claves en el balance positivo de la delegación española. En la piscina, Mireia Belmonte cumplió las expectativas y se convirtió en la primera nadadora española campeona olímpica al imponerse en una emocionante prueba de 200 mariposa. Su bronce anterior en 400 estilos le permitió alcanzar un histórico doblete e igualar a Andrea Fuentes y Arantxa Sánchez Vicario como la mujer española con más medallas olímpicas, cuatro.
El otro doblete llegó en el deporte que más alegrías ha dado en Río a España, el piragüismo. Lo protagonizó otro histórico, Saúl Craviotto, que también alcanza las cuatro preseas y se queda a una del récord de David Cal. Primero, conquistó junto a Carlos Toro el oro en K2 200 y posteriormente el bronce en solitario, en K1 200.
Pero no fueron las únicas alegrías que dio el canotaje. Todo comenzó en aguas bravas con un oro de Maialen Chourraut que refrendaba el bronce alcanzado en Londres, y se remataría en la segunda semana, ya en el canal, con otro triunfo, este más inesperado, del joven Marcus Cooper Walz en K1 1.000. Balance total de cuatro preseas, tres doradas, desde los kayak españoles. Éxito rotundo.
La épica de Rafa Nadal y Carolina Marín
Las raquetas también dieron grandes alegrías a la delegación nacional, aunque por un momento pareció que pudieron ser más. La participación en tenis fue casi inmaculada en las primeras rondas, pero por momentos todo pudo truncarse.
Cayeron en octavos Carla Suárez y Garbiñe Muguruza en el torneo individual, y en cuartos ambas como pareja. También en la antepenúltima ronda dijeron adiós David Ferrer y Roberto Bautista en el individual masculino, mientras un épico Rafa Nadal iba avanzando rondas pese al cansancio y sus dos meses de inactividad.
Mientras tanto, el doble Nadal-Marc López contaba sus partidos sus victorias, hasta dar la gran alegría al tenis español. Oro en una agónica final ante la pareja rumana Mergea-Tecau. El balear volvía a saborear las mieles olímpicas tras su éxito individual en Pekín. Pero el agotamiento podía con él.
Así, Rafa tuvo que renunciar al doble mixto junto a Garbiñe Muguruza, y se quedó sin presea en el individual, tras perder contra Del Potro en semifinales y ante Nishikori en la pelea por el bronce. Pese a todo, acabó convertido en uno de los grandes ídolos nacionales gracias a su lucha y pundonor.
En otro tipo de raquetas, las del bádminton, una gran Carolina Marín consiguió el éxito que le faltaba. Tras ganar dos Mundiales y algunos de los torneos más prestigiosos del planeta, la andaluza fue avanzando rondas hasta hacerse también con el oro olímpico. Una nueva pionera para el deporte español en territorio que hasta hace no tanto parecía vetado.
Ruth Beitia, primera campeona en atletismo
El atletismo estaba negado para España en las últimas citas olímpicas, con la cuenta a cero de medallas tanto en Pekín como en Londres, pero en esta ocasión la delegación contaba con buenas bazas para alcanzar el triunfo. No pudo ser con el primero de los grandes favoritos, Miguel Ángel López, que se quedó sin presea en los 20 kilómetros marcha. Pero la pista depararía unas alegrías de alto nivel.
El primero en tocar metal fue el nacionalizado Orlando Ortega, que se colgó la plata en una especialidad habitualmente poco favorable a los españoles, los 110 vallas. Pero lo mejor estaría aún por llegar, hasta la última jornada del deporte rey de los Juegos, en la que Ruth Beitia conquistaría un atípico concurso de salto de altura, convirtiéndose así en la primera mujer española en ganar un oro olímpico en atletismo y emulando una hazaña que España no lograba desde los éxitos de Daniel Plaza y Fermín Cacho en Barcelona 92.
El baloncesto salvó a los deportes de equipo
No fue esta la cita olímpica de los deportes de equipo para la delegación española. Faltó el fútbol y el balonmano masculino, se despidieron antes de tiempo los conjuntos de hockey y waterpolo, disfrutó incluso sin resultados el rugby en su estreno... y quedó el baloncesto.
Las chicas superaron las previsiones ganando a las mejores selecciones del planeta y colándose en una histórica final, en la que Estados Unidos fue demasiado rival. Pero la plata supo a oro. Más no se puede alcanzar.
Para el último día quedaba el sufrimiento de la generación dorada del basket masculino. Los 'chicos de oro' de aquel Mundial Junior de 1999 llegaban en su madurez, mezclados con la nueva hornada, pero se toparon una vez más con Estados Unidos. No fue en la final, como en Pekín y Londres, sino en una emocionante semi que les llevó a luchar por el bronce. Allí, Australia fue un duro oponente, y hubo que esperar hasta el último instante del partido, pero Gasol y compañía acabaron logrando un podium que supo inmejorable.
El otro equipo que triunfó fueron las chicas de gimnasia rítmica, que también el último día firmaron un concurso casi impecable y acabaron ganando la plata, sólo superadas por Rusia. No había metal en esta especialidad desde el oro de Atlanta. Veinte años después, la bandera rojigualda volvía a ondear.
Últimos éxitos y capítulo de decepciones
Por lo demás, el taekwondo salvó el honor de las artes marciales, 'tocado' por el discreto papel del judo en la primera semana, modalidad en la que cuatro de los cinco representantes cayeron en las primeras rondas.
Cierto es que tampoco en el mencionado taekwondo se pudieron emular los éxitos de Londres (un oro y dos platas entonces), pero Joel González volvió a subir al cajón, con un bronce que eleva a dos su cuenta de medallas olímpicas, y Eva Calvo alcanzaba una plata en su primera aparición. Papel más que digno el realizado.
La otra decepción fue la vela, protagonista de dos de los tres oros de Londres, que en esta ocasión apenas se acercó al podium con el cuarto puesto de Tamara Echegoyen y Berta Betanzos. El resto de las embarcaciones acabaron muy lejos en un deporte que tradicionalmente es protagonista de los éxitos nacionales.
Para completar el balance español, Lidia Valentín volvió a deslumbrar en halterofilia con una presea de bronce que refrendó su buen papel firmado en Londres. Y la cuenta se cerró en la última jornada con un inesperado bronce de Carlos Coloma en mountain bike que elevó la suma a 17, igualando en número total de metales el resultado alcanzado cuatro años atrás.