La incursión del Ejército de Colombia en el Ecuador el pasado sábado 1 de marzo significó un antes y un después en las relaciones diplomáticas entre ambos países. Y no porque este acontecimiento no hubiese ocurrido antes (que lo ha hecho), sino por el hallazgo de unos documentos que vinculan a distintos países con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), y por la aparición de una nueva estrategia militar llevada a cabo por el Ejército de Colombia, basada en lo que se conoce como 'hot pursuit', es decir, la persecución en caliente del enemigo aunque éste se encuentre aparentemente 'a salvo', o lo que viene a ser lo mismo, en territorio extranjero.
El ataque además, no sólo acabó con la vida de 'Raúl Reyes', número dos de las FARC, y otras 25 personas, sino que también lo hizo con un joven ecuatoriano, Franklin Aisalla, a quién el Ejército y la Policía del Ecuador supuestamente investigaban desde 2003 por su colaboración con las FARC.
Lo cierto es que las provincias del norte ecuatorianas, colindantes con Colombia, son de difícil acceso y siempre han servido de refugio para los guerrilleros, que las han usado para guarecerse del Ejército colombiano. Hasta tal punto esto es así que el propio ministro de Defensa del Ecuador, Wellington Sandoval, ha llegado a declarar que "el Ecuador limita con las FARC, y no con Colombia". Ahora parece que Uribe se lo ha tomado al pie de la letra. ¿Quién de los dos tiene razón?
Ecuador: ¿santuario de las FARC?
Después de que Colombia se atreviera a entrar en territorio ecuatoriano y persiguiera y matara de esta manera a los insurgentes de las FARC, las explicaciones que dio Álvaro Uribe al Gobierno del Ecuador, avisado una vez concluida la persecución, resultaron no corresponderse con los hechos. Colombia negó que hubiese habido una incursión en el Ecuador por parte de las fuerzas militares y policiales.
El posterior informe de las fuerzas armadas ecuatorianas, que dio cuenta de la presencia de uniformados colombianos en la ofensiva al campamento de las FARC, desató la crisis y el enojo del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que tildó a Uribe de mentiroso. Las autoridades colombianas reconocieron entonces que hubo una violación de la soberanía del Ecuador y se defendieron argumentando que fue en defensa de las necesidades e intereses colombianos de golpear a las FARC, y acabar, de una vez por todas, con uno de sus jefes: 'Raúl Reyes', quien curiosamente llevaba las negociaciones para la liberación de los rehenes 'canjeables'. Entre los que se encontraba la mediática Ingrid Betancourt.
Durante el ataque que destruyó el campamento donde se encontraba 'Reyes', en el que se llevó a cabo un bombardeo aéreo y un ataque terrestre, milagrosamente se salvaron tres ordenadores portátiles, de acuerdo con lo afirmado por las autoridades colombianas. Entre ellos se encontraba el de 'Raúl Reyes' y en él, 16.000 documentos que involucraban a Ecuador, Venezuela y hasta Nicaragua con las FARC. De acuerdo con estos manuscritos (todavía no exhibidos oficialmente), Hugo Chávez habría financiado al grupo guerrillero aportando hasta unos 200 millones de euros al grupo terrorista, mientras que el ministro Gustavo Larrea del Ecuador habría mantenido reuniones con 'Raúl Reyes'. La Interpol está revisando esta documentación para certificar que no ha sido manipulada por ninguna autoridad colombiana.
Según el Gobierno de Colombia en el ordenador de 'Reyes' se encontraron dos documentos que demuestran cómo Rafael Correa habría actuado de manera sesgada y colaborado con las FARC. Los dos originales, fechados el 18 de enero y el 28 de febrero, fueron dados a conocer por el general Óscar Naranjo, director de la Policía Nacional, quien además destacó que éstos tan sólo formaban una mínima parte de la abundante documentación incautada por el Ejército y la Policía. "Los documentos son tremendamente reveladores y al mismo tiempo exigirán respuestas inmediatas por parte de las autoridades ecuatorianas." Enfatizó.
"En mi vida he visto a nadie de las FARC"
Rafael Correa, por su parte, ha rechazado todas las acusaciones sobre la relación de su Gobierno con las FARC, que califica de mentiras de su par colombiano, Álvaro Uribe. Para el presidente ecuatoriano la acusación del Gobierno de Colombia en la que atribuyen a Gustavo Larrea distintas reuniones con altos cargos de las FARC, tiene una explicación muy simple: "Gustavo Larrea se ha reunido como mi delegado en la operación de Emmanuel, el chico ecuatoriano que las FARC iban a liberar." En una entrevista dada por el presidente, Correa se defendió aduciendo que "no tenía por qué avisar a Uribe", y que la reunión mantenida por Larrea no fue ni en el Ecuador ni en Colombia.
Respecto del ecuatoriano muerto en la incursión colombiana, el presidente añadió que no se demostró que fuera miembro de la banda, sino que tan sólo mantenía una relación sentimental con una guerrillera (la prensa local sostiene que Aisalla se encargaba de la logística y la falsificación de documentos para la guerrilla). "A pesar de todo reconozco abiertamente que hubo una demora de nuestro servicio secreto en informarme sobre el caso." Añadió. "Desafortunadamente, tenemos una gran infiltración de la CIA en nuestros servicios secretos y esos elementos han intentado ocultar información al presidente para beneficiar la posición de Colombia. Tomaremos medidas drásticas."
Guerra mediática
El Gobierno presidido por Álvaro Uribe ha manifestado públicamente su malestar porque el Ecuador supiera desde hace cinco años de su nexos con las FARC y que no hicieran nada al respecto. La prensa de Bogotá, sin ir más lejos, ya se ha apresurado a alertar a la ciudadanía de lo que ha ocurrido, y ha recordado que las FARC son criminales y los que los apoyan también. "Ya fuera en Colombia, Ecuador, en Dinamarca o Tumbuctú, los cuatro mexicanos y el ecuatoriano encontrados muertos en el campamento de las FARC, escogieron libremente ser aliados de 'Raúl Reyes' e irse a pasar una temporada con ellos, y no precisamente para rezar o leer poesía." Ha publicado el periódico El Tiempo. "Sus familiares han dicho que murieron mientras dormían. Y bien puede ser cierto, pero es que quien con un jefe de las FARC se acuesta, bien puede aparecer muerto."
Para la prensa del Ecuador sin embargo, la lectura de los hechos ocurridos aquel sábado primero de marzo, es bien distinta a la versionada por "los gringos" de Colombia, a quienes acusan de estar "demasiado americanizados". En Quito, el cuento del ordenador de 'Raúl Reyes' no resiste el más ligero análisis y ha traído cola en la prensa local, que lo ha tildado de "corrupto". Según la opinión de la mayor parte de los medios nacionales, el tipo de computadora portátil que dicen pertenecía al guerrillero asesinado, es una Laptop común y corriente; no se trata de una computadora blindada. Los daños ocasionados por las hondas expansivas producidas por las explosiones de las bombas lanzadas por los aviones colombianos debieron, por lo menos, reventar la pantalla de la computadora que es de cristal líquido, estallar la batería o dañar el disco duro.
Han salido incluso algunos medios de Quito, para avivar aún más la polémica, que analizan lo ocurrido de manera aún más exhaustiva y sostienen que las cabezas de lectura y escritura en el disco duro son flotantes, que nunca tocan la superficie magnética del miso, sino que flotan sobre un finísimo 'colchón' de aire, y que el impacto o golpe que recibió la computadora producto de las explosiones de las bombas y de las ondas expansivas de las mismas, fue tan fuerte que ésta tuvo que ser sacudida violentamente provocando que las cabezas destruyeran la superficie magnética del disco duro, haciéndolo inservible.
Los vicecancilleres de Colombia, Camilo Reyes, y de Ecuador, José Valencia, se reunirán esta semana para acercar posturas y restablecer sus relaciones diplomáticas. La reunión forma parte de los esfuerzos que realiza la Organización de Estados Americanos (OEA) para que Quito y Bogotá retomen sus relaciones. Veremos qué sucede cuando la Interpol decida sobre los 'controvertidos' documentos.