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Maj Sjöwall asegura que Martin Beck habría resuelto el caso del asesinato de Olof Palme

Barcelona, 7 feb (EFE).- La escritora sueca Maj Sjöwall, autora junto a su marido, el desaparecido Per Wahlöö, de la serie de novela negra protagonizada por el detective Martin Beck, ha dicho hoy en Barcelona que este habría resuelto el caso del asesinato del primer ministro sueco Olof Palme.

Sjöwall recibe hoy el VIII Premio Pepe Carvalho en la Semana de Novela Negra de Barcelona, BCNegra, algo que le hace sentirse "muy orgullosa", y añade que "la única pena es no haber leído a Vázquez Montalbán, porque es difícil encontrar una buena traducción en Suecia", ha explicado en una entrevista a Efe.

"Los terroristas" es la última novela escrita por Sjöwall y Wahlöö, considerados por muchos como los pioneros de la literatura negra escandinava.

Publicada en 1975, "Los terroristas" es una corrosiva crítica social, con una trama que parte de la primera visita de Estado que hace Estados Unidos a Suecia después de la Segunda Guerra Mundial, en este caso por parte de un senador republicano, y la sospecha de que va a ser víctima de un atentado cometido por un grupo terrorista.

Sjöwall ensalza la forma de trabajar de Beck, su capacidad deductiva y su espíritu de trabajo en equipo.

Cuando se le pregunta cómo hubiera encarado el asesinato de Palme, Sjöwall responde con contundencia que "Beck probablemente habría resuelto el caso" y agrega: "la Policía no hizo muy bien su trabajo después de la muerte de Palme, e incluso un diario danés tituló '¿dónde estaba Martin Beck?'"

A juicio de Sjöwall, "la Policía tapó muchas cosas, testimonios; y Beck, que es una persona honrada y honesta, no lo hubiera hecho".

La autora sueca se siente al mismo tiempo "entusiasmada y aburrida" de tanto oír que fue la pionera del género en los países nórdicos, porque "es aburrido escuchar siempre los mismos elogios, pero a la vez me siento viva".

La serie de Beck es en sí como una gran novela en la que el principal autor del crimen es el gobierno socialdemócrata sueco, que "traicionó a los trabajadores al cambiar rápidamente hacia un régimen capitalista".

La idea que mucha gente tiene en el mundo es que Suecia con la socialdemocracia era un estado ideal, pero "lo dejó de ser hace tiempo, y esa tendencia comenzó en los años sesenta".

El resultado de esa "traición" es, asegura Sjöwall, que "ahora Suecia se ha vendido a las internacionales: la madera, la minería y las aguas que rodean el país podían haber hecho de Suecia, que estuvo fuera de la guerra, un país muy rico, pero vendieron todo eso a cambio de dinero".

Fenómenos de la novela negra sueca como Henning Mankell o Stieg Larsson no despiertan excesivamente su interés: "Mankell dice que se inspiró en nosotros, pero no me gusta mucho, es un poco aburrido", confiesa la autora.

"No me interesa mucho leer este tipo de libros y el único autor que aprecio es Leif G.W. Persson, un profesor de criminología cuyo último libro trataba el asesinato de Olof Palme, y que antes de escribir se documenta a fondo", explica.

Si la serie Beck es despiadada con la socialdemocracia sueca, no es menos crítica con el sistema judicial de Suecia, que "es muy injusto, porque es una sociedad de clases" y menciona el caso de un joven de familia acomodada que mató a su esposa y fue absuelto, mientras que un veterano de la guerra de Vietnam que robó en un supermercado fue encarcelado.

Sjöwall no puede dejar de ser crítica con el sistema capitalista y cómo la actual crisis esta cambiando todo en la sociedad: "Los cambios que se han producido y mi edad me hacen pensar que estoy viviendo en otro mundo", comenta antes de decir que "si hoy escribiera no haría novela negra sino libros satíricos, porque es la única manera de describir la sociedad actual".

No oculta cierta sorpresa por el éxito que ha tenido la serie de Beck en España, donde RBA ha publicado en los últimos años las diez novelas, todas editadas en Suecia en los años sesenta y setenta.

Reconoce que la serie Beck se ha quedado anticuada en relación a los delitos investigados, porque hoy el crimen es más global.

Por Jose Oliva

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