Barcelona, 13 mar (EFE).- El escritor alicantino Juan Francisco Ferrándiz evoca en su última novela, "La tierra maldita", la Barcelona del siglo IX, una tierra que formaba parte entonces de la Marca Hispánica, "sin dragones, pero con personas que creían en ellos".
En la presentación de "La tierra maldita" (Grijalbo/Rosa dels Vents), Ferrándiz ha confesado que "este libro ha sido crucial a nivel vital", pues lo ha escrito como si fuera su "última novela".
En la búsqueda de la temática para "La tierra maldita", el autor alicantino buscaba "una tierra legendaria sin salir del esquema de la historia" y la encontró en "la Gotia, una región al sur de Francia, antigua provincia visigoda y en cuyo extremo sur estaba la Marca Hispánica, que es un manantial de historias, era como el Far West, una tierra desolada, dejada de la mano del imperio carolingio y acosada por los sarracenos desde el sur".
La novela está ambientada, ha explicado Ferrándiz, en "una ciudad, que apenas tenía mil habitantes, condenada a desaparecer, pero que estaba resistiendo gracias a las murallas romanas" y el reto era, ha dicho, "crear unos personajes a la altura de la potencialidad de la región".
Ferrándiz reclama la novela histórica después de unos años en los que "el género histórico parecía una cosa de friquis, frente al empuje de la novela de misterio o policíaca".
Advierte a los lectores que "la ciudad que aparece en la novela no es una barcelona con comercio, con burguesía, con su puerto, con sus luchas entre clases, sino que es una ciudad despoblada, aislada y a la que de repente llega el obispo Frodoino, quien, a pesar de no ser el primer obispo después de la expulsión de los musulmanes en el año 801, fue promotor de la restauración de la Iglesia en Barcelona e impulsor de las obras de reconstrucción de la Catedral".
Aunque la primera impresión de Frodoino no puede ser más desoladora, pronto caerá rendido a los encantos de una enigmática dama, la noble Goda, que ama la ciudad por encima de todo.
Frodoino y Goda inician en la novela una lucha estoica por dotar de un linaje sucesorio propio a esa tierra dejada de la mano de Dios.
Está convencido Ferrándiz de que "autores como Tolkien o George RR Martin buscaron la inspiración en aquella época".
"La tierra maldita" es, a decir del autor, "una epopeya en la que el lector se encontrará muchos elementos: política, restos de paganismo y hechicería, aunque "no se hable de brujas, porque no existía la palabra, pero curiosamente la Marca Hispánica, que luego será la Cataluña Vella, será años después tierra de brujas".
Sobre una base histórica, Ferrándiz traza alrededor otras historias paralelas como las del valiente Isembard de Tenes, de noble cuna, y de otras personas humildes como la ingeniosa Elisia, la tabernera, que intentan sacar a Barcelona del foso de desesperanza que parece ser su único destino.
"No se ha de olvidar que en esa época desaparecen ciudades como Empúries, Ausa (actual Vic), Egara (Terrassa) y las dos únicas ciudades importantes son Barcelona y Girona)", ha comentado.
Ferrándiz ha dedicado más de un año a la documentación para la novela, en base a ensayos publicados, pues existen menos de ochenta documentos que se conserva en el archivo de la Catedral de Barcelona, y en esas publicaciones descubre el papel que tenía la mujer en aquella sociedad.
"Las mujeres podían transmitir, se conservan muchos documentos que recogen ventas de tierras por parte de mujeres, seguramente viudas para mantener a los hijos", apunta el escritor de "La llama de la sabiduría".
Ferrándiz, que ejerce como abogado profesionalmente, siente en estos momentos que es ahora "más escritor que abogado, un trabajo que ha ido quedando más en un segundo plano".
Los derechos de autor de "La tierra maldita" han sido vendidos a doce lenguas y se publicará en los próximos meses en Francia, Italia, Dinamarca, Holanda, Suecia, Finlandia, Noruega, Portugal, Rusia, Hungría o Alemania.