Barcelona, 24 jun (EFE).- Aunque en los años veinte del siglo XX, el escritor Josep Pla inscribiera al periodista Agustí Calvet, Gaziel, en una tradición de periodismo "miedoso, resignado y conformista", las cartas que se enviaron entre 1941 y 1964, y que ahora se publican por primera vez, muestran su afinidad y respeto.
El profesor emérito de la Universidad de Vic Manuel Llanas se ha encargado de la edición de esta correspondencia, publicada por Destino, en la que se incluyen 58 piezas epistolares, entre cartas, tarjetas de visita y telegramas, de las que sólo siete son de Pla, debido a que, a diferencia del de Palafrugell, el de Sant Feliu de Guíxols no lo guardaba todo.
En el prólogo de la obra, Llanas destaca que el lector que se enfrente a estos textos podrá descubrir desde los intríngulis de lo que sucedió entre los miembros del jurado del primer premio Sant Jordi de novela catalana, en 1960, que ganó el hoy apenas leído Enric Massó con "Viure no és fàcil", frente a una Mercè Rodoreda que presentó "Colometa" (La plaça del Diamant), actualmente más que reconocida, a lo que pensaba Gaziel de La Vanguardia, un diario que dirigió.
A la vez, según Llanas, se constata la realidad que los unía: "la conciencia de ser unos solitarios bajo una dictadura que, hostil del todo a sus ideales, les producía una repulsión permanente".
Además, "uno y otro vivían al margen, no hace falta decir que del mundo oficial, sino también de la resistencia cultural catalana".
Ambos se habían conocido probablemente en el año 1922 en Génova, cubriendo una conferencia sobre la Primera Guerra Mundial, pero lo hacían desde "trincheras" diferentes, y no fue hasta los años cuarenta que se "dispensaron un trato, no tan solo afable, si no también de abierta cordialidad".
En declaraciones a Efe, el director de la Cátedra Josep Pla, Xavier Pla, ha indicado que "Estimat amic" -así es como se ha titulado el libro- es el testimonio de "la amistad entre dos grandes escritores, que vivieron una época muy movida, que se conocieron en los años veinte, aunque su verdadera amistad se inicia después de la guerra, cuando se convierten en una suerte de exiliados interiores, que no forman parte de los ganadores de la guerra civil".
A su juicio, la relación, a través únicamente de estas cartas, "es un poco desequilibrada, porque solo hay siete de Pla, pero lo que vemos es que Gaziel lo adora y Pla se deja querer".
En una de las misivas más significativas del recopilatorio, la número 23, Gaziel le indica a Pla, en el año 1953, que es el "escritor viviente más glorioso y leído de Cataluña", a la vez que no obvia que: "nosotros seguiremos estando allí donde estábamos, a pesar de la desdicha, a pesar de la persecución: pobrecitos y alegres, como decía Emili Vilanova -usted en su fecunda soledad del Mas Pla, yo en este silencio y este desierto de Madrid".
Otras misivas que llaman la atención son las que, a raíz del Premio Sant Jordi se intercambiaron en 1960, con un Josep Pla directo sobre lo que piensa de "La plaça del Diamant" de Rodoreda: "es un intento fallido".
Tampoco se calla lo que cree de "Ronda naval sota la boira" de Pere Calders: "Pere Calders es un gran, magnífico escritor, pero encuentro que su 'collonada' marítima cae de las manos, porque es una lata impresionante. Parece mentira que pueda existir una lata tan bien escrita".
El desconsuelo que sienten ambos por la muerte del editor Josep M. Cruzet también destaca en esta correspondencia, en la que no se obvian cuestiones muy domésticas, sobre dónde pueden quedar para comer o dándose las gracias porque uno ha enviado al otro un libro o ha hecho una reseña de una de sus obras.
Además, llama la atención toda la documentación que se ofrece sobre lo que pensaban de La Vanguardia y del papel que ha tenido en la historia del periodismo catalán y español.
Pla le envió a principios de 1961 un cuestionario a Gaziel preguntándole sobre los propietarios del rotativo, la familia Godó, y Gaziel le mandó una extensa contestación con todo lo que opinaba sobre ellos.
Xavier Pla cree que la correspondencia retrata "muy bien" la relación que ambos escritores mantuvieron a lo largo de dos décadas y solo lamenta que no se conserven más cartas, la última de ellas, tres semanas antes de fallecer Gaziel, en 1964 diciéndole al autor de "El Quadern Gris" que: "Estoy enfermo, más de lo que sería necesario" (Estic malalt, més del que caldria).