Las variaciones necesarias para luchar contra el cambio climático afectarán a la producción, a la estructura urbanística y al comportamiento de los consumidores. Además, las energías renovables, los biocombustibles de segunda generación y los vehículos eléctricos aumentarán su protagonismo.
Estamos a punto de entrar en un camino de no retorno. El territorio español es especialmente vulnerable ante los efectos derivados del cambio climático, con los problemas que eso supone, como el aumento de la temperatura, el incremento del riesgo de incendios y las inundaciones. Además, más de un tercio del suelo de nuestro país está en riesgo significativo de desertificación y más de un 40 por ciento del agua bombeada desde acuíferos se extrae al margen de la ley.
La directora de Ecología y Desarrollo, Cristina Monge, advierte: "O actuamos ahora para detener el deterioro ambiental o ya será demasiado tarde". Los datos avalan su ultimátum. Según un informe editado por Conama y la Fundación de la Universidad Complutense de Madrid, el 75 por ciento de los españoles vive en ciudades con aire contaminado. Y, según el Ministerio de Medio Ambiente, la contaminación atmosférica provoca en España 16.000 muertes prematuras al año.
Los jefes de Estado de la Unión Europea han suscrito el ambicioso objetivo 20-20-20 en 2020. Consiste en incrementar el rendimiento energético en un 20 por ciento, reducir las emisiones en un 20 por ciento y conseguir que el 20 por ciento del consumo de energía provenga de renovables.
Pero en nuestro país, el gran reto a superar es transformar el modelo económico en un modelo sostenible. Para Javier Serra, consultor de Arthur D. Little, no basta con mejorar el modelo español, sino que tenemos que transformarlo a un ritmo superior al de nuestros socios comunitarios, que ya han realizado avances en los últimos años. Además, a su juicio, la actual situación económica compromete la capacidad de actuación de las distintas administraciones y empresas.
En realidad, bajo el paraguas de cambio climático se aglutinan un conjunto de síntomas que apuntan hacia la necesidad de repensar nuestro modelo de desarrollo. Para Cristina Monge, eso incluye todo: "Desde el modelo económico productivo, hasta el modelo urbanístico, pasando por el comportamiento del consumidor a la hora de seleccionar sus productos, etc."
Dosificar los recursos
En definitiva, "se trata de adaptar nuestro modelo de desarrollo a los criterios de sostenibilidad, teniendo en cuenta que los recursos son limitados y que el planeta que habitamos es una herencia que recibimos de nuestros antepasados y el legado que dejaremos a nuestros hijos". De ahí que "usar el agua racionalmente, disminuir de manera radical la contaminación atmosférica, apostar por formas de agricultura y ganadería que favorezcan la sostenibilidad o cuidar y mantener nuestros bosques son exigencias éticas que deben presidir la agenda pública".
El próximo 7 de diciembre comienza en Copenhague la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Clima (COP 15), para acordar un nuevo tratado contra el cambio climático que sustituya al actual de Kioto, que expira en 2012. La directora de la Fundación Entorno-BCSD, Cristina García-Orcoyen, observa que en estos meses previos a la reunión estamos asistiendo a "interesantes debates e intensas negociaciones que definirán un nuevo protocolo de Kioto donde todos los países estén involucrados equitativamente".
Esta experta señala que, entre los grandes retos, el cambio climático es quizás "el que en este momento se está llevando todos los titulares", pero advierte de que no debemos olvidar que "el consumo responsable de agua es igualmente importante para un país con los condicionantes climáticos de España; o la conservación de la biodiversidad y el entorno, aspectos que van a ocupar la agenda política europea en esta legislatura".
Un difícil punto de partida
Sin duda, España parte de una situación muy deteriorada. El director de Conservación de WWF España, Enrique Segovia, recuerda que tenemos la costa muy urbanizada (más del 70 por ciento en algunas provincias del Levante). Y afirma que "nuestros mares están muy poco protegidos (apenas un 1 por ciento de su superficie) y algunas de las pesquerías más emblemáticas se encuentran al borde del colapso, como la anchoa y el atún rojo".
Además, apunta que "los ríos y humedales sufren una enorme presión por el excesivo uso de agua en la agricultura, con más de 500.000 pozos ilegales"; y observa que "perdemos más de 125.000 h/año de superficie forestal debido a los incendios, y apenas el 13 por ciento de nuestros bosques cuentan con un plan de gestión que garantice su conservación y correcta utilización".
El Gobierno de España ha establecido como uno de los principales objetivos el cumplimiento de los compromisos derivados del Protocolo de Kioto y está trabajando en la definición del futuro régimen climático. La Comisión Delegada del Gobierno para Cambio Climático aprobó unas líneas estratégicas al comienzo de esta legislatura, que afectan a los sectores de residuos y gestión de estiércoles; movilidad sostenible; sostenibilidad energética; política forestal y sumideros e innovación.
En materia de conservación de la biodiversidad, el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino contempla la realización del Inventario Nacional y del Plan Estratégico Estatal del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, el Catálogo Nacional de Hábitats en Peligro de Desaparición, así como el de Especies Amenazadas y de Especies Exóticas Invasoras. También está elaborando la estrategia para el desarrollo del uso energético de la biomasa forestal residual. Y, en relación con las políticas de protección ambiental, estudia la creación de nuevas reservas y áreas marinas protegidas.
Por otra parte, está trabajando en la puesta en marcha del Plan Nacional de Calidad de las Aguas y la elaboración de los planes de cuenca. Y en el desarrollo reglamentario de la Ley de Responsabilidad Ambiental, cuyo objetivo es hacer efectivo el principio de "quien contamina, repara".
La tecnología será clave
La tecnología tendrá mucho que decir en el nuevo modelo de crecimiento al que aspira nuestro país. La secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, destacó recientemente que la lucha contra el cambio climático va a requerir una transformación tecnológica sin precedentes de nuestros patrones de producción y consumo.
Las energías renovables jugarán un papel fundamental, así como los biocombustibles de segunda generación y el vehículo eléctrico. Según Ribera, el cambio de modelo de crecimiento hacia uno más bajo en carbono generará grandes oportunidades de negocio, inversión e innovación.
Algunas cifras avalan estos argumentos. Según la consultora Everis, actualmente se está produciendo un gran crecimiento del mercado medioambiental español, que genera 10.800 millones de euros, lo que supone el 1,6 por ciento del PIB. Además, "el desarrollo sostenible traerá nuevos sistemas de producción, nuevos productos y mercados y, en consecuencia, nuevos empleos". Desde Everis estiman que en España este sector engloba a más de 200.000 personas.
Una ardua batalla
Las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron en España un 6,5 por ciento en 2008 con respecto al año anterior, debido en buena parte a la crisis económica y a la caída del consumo energético y del uso del vehículo privado, según un informe de CCOO. No obstante, el estudio pone de manifiesto que España sigue siendo el país industrializado donde más han aumentado en los últimos años.
Empresas menos solidarias
La Fundación Entorno-BCSD acaba de publicar su último estudio en el que evalúa la gestión de la sostenibilidad en la empresa española. Los resultados demuestran cómo ésta se ha estancado en su compromiso con la sostenibilidad y mantiene una actitud muy reactiva (un 50,7 por ciento de las compañías españolas), identificando como su principal motivación el cumplimiento legal y dejando de lado la innovación en productos y servicios. Sin embargo, también concluye que un grupo cada vez más numeroso de empresas se clasifica como líderes en este ámbito (un 4,8 por ciento).
Las renovables generan empleo
Según el secretario de Medio Ambiente de CCOO, Llorenç Serrano, el cambio de modelo productivo tiene que ser responsable con el medio ambiente. Y se refiere al mismo como una transformación que podría generar miles de puestos de trabajo y que daría la posibilidad de colocarnos en cabeza de sectores muy relevantes, especialmente en la producción de energía renovable. En este ámbito se podrían crear hasta 270.000 empleos en los próximos diez años, según se recoge en un estudio del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) del sindicato.
Copenhague releva a Kioto
El próximo 7 de diciembre comienza en Copenhague la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Clima para acordar un nuevo tratado contra el cambio climático que sustituya al actual de Kioto, que expira en 2012. WWF pretende conseguir que se apruebe un acuerdo que impida que la temperatura aumente más de 2º C respecto a 1990, y evitar así importantes consecuencias ecológicas, económicas y sociales. En concreto, WWF pide que el nuevo acuerdo tenga un objetivo de reducción global de, al menos, el 80 por ciento de las emisiones de carbono para 2050, respecto a 1990.