Aunque su lento efecto hace que se relativice la preocupación ante el fenómeno, lo cierto es que la progresión del deshielo mundial amenaza seriamente las actuales líneas de costa del planeta, algo que en la práctica llegaría a sumergir en los océanos algunas de las ciudades más importantes del globo.
Según explica National Geographic, si las emisiones de CO2 a la atmósfera continúan al ritmo actual, en unos 5.000 años la temperatura media de la Tierra ascendería unos 14ºC y todo el hielo del planeta se fundiría, lo que provocaría un temido ascenso de 66 metros en el nivel del mar en toda la superficie terrestre.
De consumarse este extremo, grandes ciudades situadas en la costa quedarían bajo la superficie marítima, una situación que sería progresiva pero que afectaría a gran escala la vida en el planeta. Con este aumento del nivel de los mares y océanos, en Europa se verían afectadas ciudades como Londres, Venecia, Barcelona, Lisboa o Roma, mientras que países como Holanda y Dinamarca quedarían prácticamente sumergidos.
En el caso de Norteamérica ese extremo correspondería a la península de Florida, dejándola por completo bajo el agua, empezando por la propia Miami. En la Costa Este Nueva York y Washington pagarían estos efectos del deshielo mundial así como San Diego, San Francisco y Los Ángeles en la Costa Oeste.
En Sudamérica ciudades como Buenos Aires, Rio de Janeiro, Montevideo o Lima también quedarían bajo el agua. Algo que en Asia ocurriría en enclaves como Pekín, Shanghai, Tokio, Seúl, Hong Kong, Manila y Singapur.
En África el efecto llegaría al norte con Tunicia y El Cairo y al oeste con las ciudades aledañas al Golfo de Guinea, como es el caso de Dakar. A su vez, Australia vería inundadas importantes ciudades de su geografía como Sídney, Adelaida y Melbourne.