Madrid, 3 ene (EFE).- El director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel ha ampliado sus gustos musicales gracias a la influencia de su mujer, la actriz española María Valverde, y ahora combina Mahler, Mozart y Beethoven con grupos como Pink Floyd Y Led Zeppelin.
"Ella me ha enseñado mucha música acústica que no conocía", ha reconocido hoy Dudamel, quien el próximo día 13 debuta en el Teatro Real de Madrid al frente de la Filarmónica de Viena con un programa compuesto por la Sinfonía Fantástica de Berlioz y el Adagio de la Sinfonía nº 10 de Mahler.
El director afronta este debut "encantadísimo" porque, habituado a escenarios contemporáneos, adaptarse al "misterio acústico de un teatro clásico" le parece "emocionante".
Con este concierto se clausura la quinta edición de Formentor Sunset Classics, organizado por Barceló Hotel Group y que por primera vez sale de su sede, Mallorca.
Estrenarse en el coliseo de Madrid, cuyo Auditorio Nacional conoce en cambio bien, le "emociona muchísimo" porque "es un teatro clásico y los teatros clásicos guardan un misterio acústico al que hay que adaptarse; la arquitectura moderna se adecúa a la acústica, esto es mucho más especial".
"Tocar en un sitio diferente y descubrir cómo es, es como abrir un nuevo chocolate y disfrutarlo muchísimo", ha ejemplificado quien ha reconocido que le "encantaría" dirigir una ópera en el Real.
El venezolano ha subrayado su "dilatada relación" con la Filarmónica de Viena, "una de las primeras grandes" a las que dirigió hace ya "más de diez años", con la que ofreció el concierto de Año Nuevo de la capital austríaca en 2017 -"uno de los placeres que te da la vida"- y con la que después de Madrid actuará en Barcelona, Múnich, Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires y Santiago de Chile.
Asegura estar "muy emocionado" con esta gira porque trabajar con la Orquesta Filarmónica de Viena es un "infinito placer" y se siente "parte de una de las familias más emblemáticas del mundo por su tradición".
Como anécdota para ilustrar esta histórica trayectoria ha recordado que cuando debutó con la Sinfonía nº 1 de Mahler con esta formación el primer chelo le dijo que su abuelo tocó con el insigne compositor bohemio. "A eso se enfrenta uno cuando dirige la Filarmónica de Viena", ha comentado el director de orquesta, quien asegura que ha aprendido "muchísimo" de sus músicos.
Aunque atesora una dilatada y exitosa trayectoria pese a su juventud -cumplirá 37 años este 26 de enero- ha asegurado que le queda "mucho repertorio por hacer" y mucho por descubrir en la "infinitud" de las partituras.
Y aunque ha recibido reconocimientos como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008, no se siente "una estrella" ni "alguien particular o único", sólo una persona que disfruta con su trabajo y que reconoce que "un director sin orquesta no es nadie".
"Si el reconocimiento es para que los jóvenes vean el arte más cercano, bienvenido sea. Si muchos jóvenes me ven como un referente para poder lograrlo, eso sí es estupendo", ha apuntado.