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Seguramente alguna vez te hayas planteado la pregunta sobre por qué vemos las venas azules o bien verdes, pero la sangre es roja. Una respuesta que tiene gran parte de su explicación en el compartimiento de la luz, una vez ésta entra en contacto con nuestro cuerpo, pero también en las propiedades de la sangre.
Para empezar debemos explicar, brevemente, la longitud de onda y cómo ésta afecta a los colores. Una vez entendamos este factor tendremos todo lo necesario para comprender mucho mejor qué ocurre cuando la luz atraviesa nuestra piel. La luz roja tiene una longitud de onda larga, es decir, 700 nanómetros. Por su parte, la luz violeta tiene una longitud de onda corta, 400 nanómetros. La luz que recibimos durante el día es blanca, una mezcla entre los diferentes espectros de longitudes visibles.
Ahora bien, cuando la luz roja entra en nuestras venas, ésta es absorbida por la hemoglobina. Para ser más precisos y entender mejor el proceso, la hemoglobina es la proteína encargada de que nuestra sangre se torne roja. Un ejemplo y que todos hemos realizado alguna vez de pequeños es poner nuestra mano frente a una luz roja. Debido a la absorción de luz y la hemoglobina, la mano se tornará completamente roja, mientras que las venas quedan marcadas en zonas más oscuras. Se trata de un proceso que tiene su aplicación en la medicina, utilizada por los médicos para extraer sangre iluminando la zona concreta del brazo.
Venas en el pie. Imagen: iStock
Pero, ¿qué ocurre con la luz azul o de longitud corta? En este caso la luz azul se desvía de forma mucho más sencilla que la luz roja y por ende no penetrando en la piel. Volviendo al ejemplo anterior de la luz sobre la piel, en caso de que sea azul sólo convertirá nuestra piel en dicho color, haciendo muy difícil o prácticamente imposible localizar las venas. Sirva como curiosidad que no pocos locales utilizan luz azul para sus baños para de esta manera imposibilitar el consumo de drogas intravenosas.
Ahora que todo comienza a tener sentido y tenemos parte de la teoría asentada, es momento de preguntarnos: ¿qué ocurriría si aplicamos luz azul y roja al mismo tiempo sobre la piel? Tendríamos un impacto de colores reflejados entre azules, rojos y diferentes gamas. Aunque el efecto varía dependiendo de cuán profunda o gruesa sea tu vena, el resultado no es otro que en los lugares donde haya venas verás menos rojo y por ende más azul, mostrando así los conductos sanguíneos.
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