WASHINGTON (Reuters) - Algunos expertos en propiedad intelectual temen que una propuesta de pacto internacional contra la piratería genere intrusiones en la vida de las personas, como en el caso de registros de ordenadores y reproductores portátiles en las fronteras, donde los agentes de aduanas buscarían música y películas obtenidos ilegalmente.
El Acuerdo de Comercio Anti-Piratería (ACTA, en sus siglas en inglés), anunciado el pasado octubre por larepresentante de comercio de EEUU Susan Schwab, se está negociando con Canadá, los 27 miembros de la UniónEuropea, Japón, México, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Suiza, y tiene previsto completarse a finales de 2008
El tratado se está negociando con el apoyo de sectores como el cine y la música, que han intentado defender de formaagresiva sus obras de la falsificación, la piratería comercial y la copia ilegal en Internet, y de forma que, por ejemplo, enEstados Unidos, no necesitaría la aprobación del Senado.
"Los consumidores no han sido invitados a este proceso. Es un puñado de (representantes de la) industria y no hayequilibrio", denunció Susan Sell, directora del Instituto de Estudios Globales e Internacionales en la Universidad GeorgeWashington.
Sell y el grupo de derechos digitales Public Knowledge creen que la industria del cine y de la música ya han idodemasiado lejos combatiendo la piratería, exigiendo la ayuda de los proveedores de Internet para identificar a lossospechosos de piratería o demandando a miles de personas por intercambiar archivos.
En cuanto a los registros de dispositivos electrónicos en las fronteras, un representante de las autoridades comercialesde EEUU indicó que es una práctica legal desde hace tiempo, y que ahora intenta aplicarse al ACTA.
Otro tema en cuestión es cuánto deben ayudar los proveedores de Internet en identificar a los piratas.
En Estados Unidos, la industria discográfica ha tomado medidas legales para obligar a los proveedores a identificar losordenadores utilizados para subir material registrado. Pero entregar esa información a una empresa podría resultarespecialmente polémico en España, Italia y Alemania, países con estrictas leyes de privacidad.
En este sentido, la industria del cine cree que la protección de la privacidad está entorpeciendo sus esfuerzos paraproteger su propiedad intelectual.
Por el contrario, los defensores de los consumidores afirman que la batalla legal sobre si la industria del cine puedeperseguir a los propietarios de un DVD que copian la película a su ordenador para uso privado -algo que no sería unproblema en el caso de música o literatura- es un ejemplo de cómo se está poniendo trabas al consumo legítimo de losciudadanos.
/Por Diane Bartz/