Dirigentes socialistas críticos con Pedro Sánchez denuncian la existencia de un pacto entre el secretario general del PSOE con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, para "derrocar" a los barones y allanar el camino a un 'Gobierno Frankenstein' con los nacionalistas.
En este pacto se enmarcaría la decisión de Podemos de romper el acuerdo de gobierno con Emiliano García-Page en Castilla la Mancha y la retirada del apoyo a Guillermo Fernández Vara en Extremadura. Dos pasos a los que, dicen, seguirá la ruptura con Javier Lambán en Aragón, "que podría anunciarse el lunes" y después el divorcio de Javier Fernández en Asturias.
Ayer, el portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Nacho Hernando, apuntaba de forma inequívoca a este pacto al confirmar que García-Page no había recibido ninguna llamada de Pedro Sánchez "para mostrarle su apoyo o su preocupación", y apostillar que "si Sánchez tiene suficiente información, no tiene por qué llamar para enterarse de más información".
Los críticos de la actual dirección socialista explican que los acuerdos entre Sánchez e Iglesias se iniciaron ya durante la campaña electoral de las pasadas elecciones de junio y se intensificaron en agosto. Un diálogo desvelado por el propio Iglesias a mediados de ese mes cuando declaró que hablaba con Sánchez "de forma habitual", lo que provocó un comunicado inmediato del PSOE desmitiéndolo.
Iglesias se lamenta ahora de no haber apoyado a Sánchez en la investidura fallida de marzo, y ambos necesitan en este momento gobernar para sofocar las rebeliones internas en sus partidos respectivos y para frenar la pérdida de apoyo electoral que constatan ambas formaciones. Ayer, Pedro Sánchez volvía a lanzar un reto a los barones al asegurar que no piensa dimitir aunque el Comité Federal del sábado tumbe su propuesta de convocar primarias el 23 de octubre y celebrar en diciembre el Congreso. "No me planteo dimitir y estoy asumiendo mi responsabilidad", afirmó .
Una nueva muestra de arrogancia que fue mayoritariamente contestada por la mayoría de los líderes territoriales, con Susana Díaz a la cabeza, quien ya insinuó abiertamente la posibilidad de presentarse como alternativa. "Yo voy a estar donde me pongan mis compañeros, a la cabeza o en la cola", repitió en dos ocasiones al ser preguntada sobre la posibilidad de enfrentarse al secretario general.
Díaz no tuvo reparo en recordarle a Sánchez que el PSOE "tiene un problema, que está perdiendo elecciones encadenadamente, y cuando todas las alternativas son malas alguna responsabilidad debe tener la dirección del partido", y que "no vale culpar a los que ganan".
"La responsabilidad y la mayor obligación de quien está al frente del partido es mantenerlo unido, cohesionado y no poner dilemas falsos que tienden a enfrentar y dividir ", subrayó Díaz.
En medios próximos a la presidenta andaluza, indicaron a elEconomista que "Susana ha iniciado ya la ofensiva" y no descartaban que pudiera producirse "una noticia relevante antes del sábado".
Arropando a la presidenta de Andalucía, su homólogo de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, confirmaba que el sábado votará en contra de la propuesta de Sánchez, a quien puntualizó que "lo prioritario es que haya un Gobierno, y si quieres que el PP no gobierne, gánale las elecciones. Pero, o gobiernas o tienes que dejar gobernar. El PSOE, que es un partido muy importante, no puede bloquear".
Una opinión que compartía el expresidente castellanomanchego, José María Barreda, quien, en referencia a un acuerdo con Podemos y los independentistas, apuntó que "no es viable un Gobierno con quienes tienen una concepción de España muy distinta a la de los socialistas".