
Rajoy ha sido investido presidente del Gobierno con 170 'síes', 111 'noes' y 68 abstenciones. Así, el presidente del PP queda proclamado presidente del Gobierno con el respaldo de la Cámara, confirmado por Ana Pastor.
Mariano Rajoy, en su discurso de investidura previo a la votación que le ha valido los suficientes apoyos para poder formar un nuevo Ejecutivo en minoría, aseguró que no pide "la luna", sino un Gobierno que sea "previsible", cuyas grandes líneas de actuación sean conocidas "desde el principio" para que "todo el mundo sepa a qué atenerse". Para ello, reclamó al resto de grupos con representación parlamentaria que actúen con "madurez" y ejerzan una "oposición responsable".
El aún candidato del PP a la reelección se expresó en estos términos al pedir la confianza de la Cámara en la tercera jornada del debate de investidura, cuando en una segunda votación, en la que sólo necesitaba mayoría simple, más votos a favor que en contra al margen de las abstenciones, logró los respaldos suficientes para convertirse en nuevo presidente del Gobierno.
"No pido la luna, señorías, pido un Gobierno previsible, lo cual significa que sus grandes líneas sean conocidas desde el principio, que anuncie de antemano lo que va a ocurrir y, especialmente, lo que no va a ocurrir, para que todo el mundo sepa a qué atenerse", subrayó.
Dicho esto, incidió en que no está solicitando "un cheque en blanco", sino que está reclamando "madurez" al resto de fuerzas políticas que van a facilitar hoy la gobernabilidad de España. "Pido que cuando se dé un paso se acepten las consecuencias de ese paso", apuntó, al tiempo que llamó a la formación de una "oposición responsable".
"Reiniciar al marcha"
Rajoy celebró que estemos "por fin" en condiciones de "reiniciar la marcha" gracias a los votos favorables PP, Ciudadanos y Coalición Canaria, así como la anunciada abstención en segunda votación de los socialistas.
El líder del PP hizo hincapié en que España "necesita algo más que una simple investidura". "Necesita un Gobierno que esté en condiciones de gobernar, no de ser gobernado, sino de gobernar", sentenció, antes de recalcar que la política de cualquier gobierno "sensato" no admite más que el rumbo que marca el propio Ejecutivo.
"Todo el mundo es consciente de que no cabe gobernar con varios criterios a la vez, como no es posible gobernar con dos presupuesto simultáneos", aseveró Rajoy, para a renglón seguido advertir de que "no podríamos sobrevivir a un Gobierno que no gobierne porque le faltaran apoyos o le sobraran obstáculos", ya que el "precio sería ruinoso".
A este respecto, avisó de que votar a favor de la investidura implica "comprometerse a intentar construir" en las materias que son "trascendentales" para el bienestar de los españoles. "Esto es una responsabilidad de todos, no sólo mía", remarcó Rajoy, quien también quiso reafirmar en esta ocasión su "disposición abierta al diálogo" y su "sincera voluntad de entendimiento".
Negociar "dentro de los límites"
"Diálogo, sí", enfatizó, aunque pidió que "no nos equivoquemos, ni pretendamos llevar las cosas más allá de lo que las circunstancias permiten". En este punto, apuntó que habrá que negociar "dentro de los límites que la realidad nos impone a todos, que no tienen nada que ver ni con el color del Gobierno ni con su fortaleza o debilidad".Entre esos límites, prosiguió, están la unidad de España y la igualdad de todos los españoles. Tampoco, dijo, tiene permitido como presidente del Gobierno incumplir nuestros compromisos con la Unión Europea ni tampoco ?quebrar? la estabilidad presupuestaria. "Es responsabilidad de todos que no se sometan a discusión" estas cuestiones, arguyó.
Asimismo, mencionó que existe otro "límite" que se impone "rígidamente" a sí mismo: "No pretendo acceder al Gobierno para realizar cualquier clase de política. No estoy dispuesto a derribar lo construido". "Se puede mejorar, sin duda, pero no puedo aceptar su demolición", manifestó, antes de insistir en que no piensa contribuir a "lesionar la recuperación económica y la creación de empleo".
En esta línea, Rajoy hizo hincapié en que "no tiene ningún sentido liquidar todas las reformas", aunque se mostró a favor de mejorar "lo mejorable". "Accedo al Gobierno para perseverar", proclamó, y añadió que nadie puede pretender que traicione su propio proyecto político, puesto que fue el más apoyado por los españoles. "No me pidan ni pretendan imponerme lo que no puedo aceptar", zanjó.