Kabul, 24 sep (EFE).- El sargento Sameer Sediqqi lucha desde hace un mes junto a su batallón de 140 hombres por asegurar un puñado de pueblos en el este de Afganistán de cara a las elecciones presidenciales de este sábado, frente a las amenazas de los talibanes, que aumentaron los atentados las últimas semanas.
La misión de Sediqqi y sus compañeros, que forman parte del contingente de 72.000 miembros de las fuerzas de seguridad desplegados en todo el país, es limpiar de insurgentes el distrito de Surkhrod, de la inestable provincia de Nangarhar.
Primero, la aviación estadounidense y afgana bombardean el área.
Luego es el turno del batallón de Sediqqi, perteneciente al Cuerpo 201 Selab del Ejército, que junto a cientos de miembros de las fuerzas especiales y de la Policía "peina" gradualmente decenas de pueblos considerados "de alto riesgo".
"Después de expulsar a los insurgentes de los pueblos, llevamos a cabo operaciones de búsqueda, en las que vamos casa por casa desactivando minas y explosivos que podrían ser utilizados por los insurgentes para atacar centros electorales y votantes", explica.
Las armas favoritas de los talibanes durante las elecciones previas fueron las de pequeño calibre, así como los cohetes, granadas y artefactos explosivos.
"Ahora el distrito de Surkhrod está completamente libre de terroristas, la gente puede participar en los comicios sin ningún miedo", dijo a Efe el comandante adjunto del mismo batallón que Sediqqi.
La provincia de Nangarhar es un nido de actividad tanto de los talibanes como del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que tiene en esa zona su principal base en Afganistán.
La operación en esa provincia es parte de un plan de seguridad nacional "bien gestionado y completo" puesto en marcha por los ministerios de Defensa e Interior, aclaró el portavoz del Ministerio del Interior, Nasrat Rahimi, en una rueda de prensa.
Las autoridades han desplegado a 72.000 miembros de la Policía, el Ejército y las agencias de seguridad en todo el país para eliminar amenazas potenciales antes de las elecciones y garantizar la seguridad a los votantes.
Según Rahimi, otros 30.000 miembros de las fuerzas de seguridad adicionales se mantendrán a la espera para responder ante posibles ataques.
"Durante el día de las elecciones, todas estas fuerzas estarán en alerta máxima y utilizarán todos los recursos disponibles para mantener la seguridad durante las votaciones", prometió.
Unos 9,6 millones de afganos, un 34,5 % de ellos mujeres, se han registrado para votar el 28 de septiembre en unos comicios presidenciales a los que se presentan 18 candidatos.
Los favoritos son el actual presidente a la búsqueda de un segundo término, Ashraf Ghani, el jefe del Ejecutivo afgano, Abdullah Abdullah, el antiguo insurgente Gulbuddin Hekmatyar y el ex asesor de seguridad Hanif Atmar.
El Gobierno afgano se ha comprometido a garantizar la seguridad para los comicios en las áreas bajo su control, y según la Comisión Electoral Independiente (IEC) 4.942 de los 7.385 centros electorales abrirán sus puertas.
"El número de colegios electorales ha sido reducido en las zonas vulnerables por las amenazas a la seguridad", dijo a Efe el portavoz de la IEC, Abdul Aziz Ibrahimi.
Del total de centros que abrirán sus puertas para los comicios, se considera que 675 se encuentran gravemente amenazados y 907 en bajo riesgo.
Sin embargo, miembros de la IEC han advertido de que el número de colegios a los que los afganos podrán acudir a votar podría ser inferior al anunciado por las autoridades.
"Este número no parece lógico, creemos que más centros de votación deberían quedar cerrados debido a los riesgos el día de las elecciones", aseguró Mawlana Abdulla, un comisario de la IEC, en una rueda de prensa.
Pero además de los 2.443 colegios en territorio controlado por el Gobierno que permanecerán cerrados este sábado, las elecciones tampoco llegarán a las zonas bajo control talibán.
La formación insurgente controla o tiene influencia en 50 de 407 distritos afganos, donde vive un 10,5 % de los habitantes de la nación asiática, de acuerdo con los últimos datos aportados por el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) en enero de 2019.
Los insurgentes consideran al Gobierno como una "marioneta de occidente" y han prometido boicotear unos comicios a los que califican de "conspiración estadounidense".
"Todos los centros electorales son objetivos militares para nosotros y vamos a atacarlos", dijo a Efe el principal portavoz talibán, Zabihullah Mujahid.
"Así que si a pesar de nuestras advertencias la gente participa en la votación, entonces serán responsables de lo que pueda ocurrirles", sentenció Mujahid.
Las amenazas de los insurgentes se materializaron la semana pasada, cuando un ataque a un mitin electoral de Ghani en la provincia norteña de Parwan dejó al menos 26 muertos y 35 heridos.
Según un informe especial de Naciones Unidas, durante las elecciones parlamentarias celebradas en octubre del año pasado los talibanes llevaron a cabo 108 ataques contra votantes y centros de votación.
Al menos 56 civiles murieron y 379 resultaron heridos a lo largo de todo el país, el número más alto en las cuatro elecciones celebradas en Afganistán desde la invasión estadounidense en 2001. EFE
Baber Khan Sahel