Mario Conde ha comenzado a especular públicamente sobre la posibilidad de entrar a liderar la formación 'Sociedad Civil y Democracia'. De momento, el exbanquero, que preside la Fundación Civil de la que aquélla emana, se ha reservado la decisión pero el actual presidente del grupo, Daniel Movilla, ya ha declarado explícitamente que "ojalá Mario esté con nosotros". En el entorno del personaje, se da por seguro que Conde dará el paso a la política este otoño.
En principio, el ideario del exbanquero es antisistema, es decir, populista: desconfía de las actuales estructuras de poder y de los partidos políticos que contribuyen a su vertebración, y opta por establecer lazos directos con la 'sociedad civil'. Sin intención peyorativa alguna en la descripción del proyecto, es claro que esta pretensión de establecer vínculos con los ciudadanos sin intermediarios y al margen del sistema representativo es propio del populismo latinoamericano, del peronismo, que siempre ha desconfiado de las democracias parlamentarias de segundo grado, que son sin embargo las que llevan siglos funcionando como un reloj.
De otra parte, las últimas encuestas de intención de voto publicadas en nuestro país han detectado ya un fenómeno previsible, suscitado sin duda por la coyuntura dramática en que nos encontramos: el descenso o el estancamiento de los dos grandes partidos políticos, que han fracasado o están fracasando en la resolución de la crisis, y el ascenso de las 'terceras vías, partidos radicales o bisagras, de momento IU y UPyD.
El PSOE mira receloso al 15M
En este marco, PP y PSOE temen, lógicamente, el surgimiento de nuevas formaciones que les disputen el espacio. El PSOE mira con recelo el adormecimiento actual del 15M, que en cualquier momento podría resucitar y deslizarse desde su condición de movimiento ideológico y social hasta la de verdadero partido político semejante a Syriza. En el otro hemisferio, el partido de Mario Conde podría simétricamente arrancar votos al PP.
Conde no es sin embargo un recién llegado a la política. Se estrenó al frente del CDS ya sin Suárez y su fracaso fue estrepitoso. Después, ha encontrado cierta audiencia en medios de comunicación de extrema-derecha, lo que sesga irremediablemente su mensaje futuro.
En definitiva, no es verosímil que el expresidente de Banesto, con un crédito personal inevitablemente mermado por su propia biografía, sea un protagonista relevante del proceso político futuro pero sí puede acabar influyendo relativamente en los equilibrios del sistema.