El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha defendido en la sesión de control al Gobierno en el Congreso que las evaluaciones al final de cada etapa escolar, que se pondrán previsiblemente en marcha con la reforma educativa, no son las reválidas que impulsó el ministro del PSOE Fernando de los Ríos, en los años 30. Wert defiende su reválida.
En respuesta al diputado 'popular' Eugenio Nasarre sobre la finalidad que persigue el Gobierno con la reintroducción de estas pruebas al final de cada etapa educativa, Wert ha realizado esta reflexión insistiendo en que estas evaluaciones "no son las reválidas que están siendo calificadas por algunos de los que se oponen a la reforma, en un intento de denostarla", en referencia a los socialistas.
Así, se ha dirigido al PSOE al insistir que estas pruebas no son reválidas, en el sentido de test de conocimiento, sino pruebas que se utilizarán para analizar la capacidad de los alumnos, por ejemplo, a la hora de relacionar unos datos con otros.
A escala internacional
"En definitiva, se trata de reproducir a escala nacional lo que PISA ofrece a escala internacional. Saber dónde estamos, dónde tenemos que mejorar y cómo tenemos que hacerlo", ha sentenciado, al mismo tiempo que ha señalado que aquello que no se mide no se puede mejorar y estas evaluaciones se van a emprender con el objetivo de mejora de la calidad educativa.
Es más, ha justificado que la introducción de estas pruebas al final de cada etapa cumple una "función cardinal" en la reforma educativa porque la introducción de las evaluaciones devolverá, a su juicio, "toda capacidad de medir los resultados y logros".
En este sentido, ha detallado que persigue dos propósitos, el diagnóstico, saber hasta qué punto están adquiriendo los alumnos las competencias básicas que se marcan para cada etapa, además de una función de señalización, es decir, a partir de un diagnóstico sobre la totalidad de alumnos, saber quién lo está haciendo mejor a nivel de clase, centro o comunidad autónoma, y quién no está consiguiendo esos buenos resultados.
Según ha insistido, estas pruebas están muy generalizadas en los sistemas educativos de los 34 países de la OCDE y en 24 de ellos figuran como herramientas de sus sistemas, a la vez que recuerda que algunos de los países que las habían suprimido las están volviendo a implantar. "España si no las pone en marcha corre el riesgo de convertirse un país extravagante en la materia", ha apuntado.