Ratificar. Eso es lo único que de momento parece haber hecho la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre quien ha ratificado un convenio con el cardenal Rouco Varela para la asistencia religiosa en los hospitales que amplía las funciones de los sacerdotes y les permitirá decidir sobre los cuidados paliativos en enfermos terminales. El acuerdo fue suscrito entre el Gobierno y el Arzobispado cuando era presidente autonómico Alberto Ruiz-Gallardón.
El convenio al que ha tenido acceso elEcodiario.es muestra cómo lo recogido en el actual acuerdo ratificado el pasado 2 de enero por el consejero de Sanidad, Juan José Güemes, y el obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez Vegas, ya estaba firmado el 8 de abril de 1997. El documento que se adjunta recoge los puntos que entoces el Gobierno regional y el Arzobispado acordardaron en lo relativo a la Asistencia Religiosa Católica en los centros hospitalarios públicos dependientes de la Comunidad de Madrid.
La asistencia entonces firmada era "la religiosa de los enfermos católicas y de todos aquellos internados que lo deseen en los centros dependientes de la Red Pública Hospitalaria de la Comunidad de Madrid" (Artículo 1). Es quizá el punto tercero el más controvertido al señalar que el "Servicio de Asistencia Religiosa Católica (SARC), a través de sus legítimos representantes, formará parte del Comité de Ética y del Equipo Interdisciplinar de cuidados paliativos".
Función de los comités
La presidenta del Comité consultivo de Cataluña, Victoria Camps habla desde la experiencia. Ha formado parte de diversos comités hospitalarios y explica que el problema de éstos es que no están regulados. "Cada hospital lo ha hecho como ha querido y basándose en el Comité de Ensayos Clínicos, que sí está regulado", señala la experta.
El Comité suele estar formado por una doce de personas, depende de cada centro y entre las personalidades presentes están juristas, filósofos, representates de los pacientes y sobre todo asistentes sanitarios. La presencia de los sacerdotes en su opinión está fuera de lugar y acude para ello al primer centro Borja de Bioética, el primero creado en España y que dirigen los jesuítas. Su lema: "La bioética debe ser laica".
No decidir sobre casos particulares
Los comités se reúnen más o menos una vez al mes y se centran en temas de "asesoramiento y formación donde se tratan temas que preocupan al hospital. No se resuelven problemas concretos", aclara Camps.
El tema más controvertido que se señalaba esta mañana era el papel que los sacerdotes podrían tomar en temas como la sedación terminal. Los eufemismos juegan en este punto su papel. Cuando trabajan sobre la "sedación terminal" evitan la palabra "eutanasia" por lo que "aquí en los comités donde haya sacerdotes no hay el mayor problema". "Introducir a un sacerdote en un comité es incluir un elemento distorsionador", matiza la presidenta del Comité.
La pregunta está en el aire. Por qué si este acuerdo fue firmado hace 11 años y ahora sólo ha sido ratificado, ha levantado tanto alboroto. Según los expertos en medicina, ética y biología es una "medida puramente política no ética".
Güemes se defiende
El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, insistió ayer en el hecho de que una circular del Imsalud que data de 1995, cuando el PSOE estaba en el Gobierno de la nación, permite la presencia de personal no sanitario en los comités éticos de los hospitales.
El documento subraya que el comité ético se compone de médicos que desarrollan su labor asistencial, enfermeras, y profesionales no sanitarios de la institución que, "con preferencia desarrollen su actividad en los servicios de trabajo social, de atención al paciente y de asistencia religiosa".