Dos prioridades marcaban este lunes el discurso de Mariano Rajoy en su cuidada y estudiada comparecencia tras echar el cierre a la legislatura: vender el cambio de cara de la economía española, una vez más, y venderse él como el candidato number one para conseguir que España siga compitiendo en la Champions de los países industrializados.
Y quiso el presidente revestir el acto y revestirse él mismo de un maquillaje a la americana. Con una entrada triunfal, sonrisa abierta, gesto confiado y firmeza en el verbo para dar sensación de credibilidad y confianza a un mensaje que, pese al cambio de tono, aportaba pocas novedades en la música y la letra.
Un Mariano Rajoy que apareció arropado por doce de sus apóstoles en el Consejo de Ministros. Allí estaban todos, menos el de Defensa, Pedro Morenés, ocupado en el rescate de los militares desaparecidos. Estaba también la plana mayor de Presidencia con el jefe de Gabinete, Jorge Moragas, el director de la Oficina Económica, Alvaro Nadal, o el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón. Y todos se pusieron en pie para recibir al presidente, como intentando ofrecer una imagen de unidad que no se les supone, a tenor de los sucesos de las últimas semanas.
Era un balance de legislatura y un mitin de inicio de campaña al mismo tiempo, en el que el candidato volvió a aferrarse al giro de la economía para dar la vuelta a unas encuestas que le auguran serias dificultades para repetir en la Moncloa, ante el auge de esa nueva derecha que lidera Albert Rivera, de cuyo nombre Rajoy ayer no quiso acordarse.
Un Rivera que también asusta en el PSOE y a Pedro Sánchez, que ha cambiado su lenguaje y su campaña para revestirse como nuevo abanderado del bipartidismo. Aunque con una diferencia, Rajoy tiene claro que no gobernará si no es la lista más votada, mientras que Sánchez se venderá al mejor postor y alentará un pacto de perdedores para conseguir el poder que no le den las urnas. Entre otras cosas porque sabe que tiene el enemigo en casa, y o gobierna ahora, o le cortan la cabeza.