
El pacto entre Sánchez y Podemos está hecho. Esta afirmación circulaba ayer en algunos corrillos del Congreso y entre determinados dirigentes del PSOE y del Partido Popular, que apuntaban las urgencias del candidato socialista para conseguir formar Gobierno, al precio que sea. Ciudadanos amenaza a Sánchez con nuevas elecciones si opta por un Gobierno PSOE-Podemos
Al parecer, Susana Díaz ha aceptado ya cruzar Despeñaperros y presentar sus poderes para liderar un partido socialista, tan desconcertado como dividido, y que se ha convertido en presa fácil para un Pablo Iglesias que no cesa en sus humillaciones y exigencias, en espera del momento oportuno para desbancarles como fuerza hegemónica de la izquierda patria. | Felipe González: "Si fuera Díaz, no me presentaría a la Secretaría General"
Y, a la espera de confirmación de los rumores, que no olvidemos suelen anteceder siempre a la noticia, y si nos atenemos a los gestos, las formas, los semblantes y las insinuaciones de los agentes sociales ayer tras sus encuentros con el candidato a la investidura hemos de colegir, que indicios, si no de pacto sí de un fuerte acercamiento, haylos.
Que puede ser relevante, o no, pero lo cierto es que mientras Sánchez departía cerca de hora y media con los sindicatos, despachó en apenas 45 minutos a los líderes empresariales, que no disimulaban su decepción en la seriedad de sus rostros y la parquedad de sus declaraciones, mientras fuera de micrófono confesaban que ?ha sido una reunión de café y apenas hemos podido hablar de cinco cosas?.
Sensu contrario, los secretarios generales de CCOO y UGT se mostraban satisfechos y locuaces, alababan el programa de Sánchez como una buena base de partida para el cambio social e, incluso, Fernández Toxo no se cortaba a la hora de calificar como "relativamente sencillo" el pacto entre el PSOE y Podemos.
Son detalles, observaciones y lecturas entre líneas, pero que indican hacía donde van las preferencias de un candidato acorralado entre la espada de los barones y la vieja guardia de su partido, y la pared del enemigo de su izquierda que le ofrece asilo hoy para mañana devorarle. Un dilema que le obliga a elegir entre la cabeza y los principios... y entre el bolsillo y el Estado.