Apenas quedan 13 días para que el castillo de naipes levantado por los partidos políticos se desmorone y, salvo sorpresas de última hora, Su Majestad el Rey convoque nuevas elecciones generales para el próximo 26 de junio.
Pero el tiempo -valoran los estudiosos en la materia- no ha pasado igual para todos los dirigentes. A primera vista, los socialistas son los más damnificados. Antes de que concluya el mes de abril citarán a su Ejecutiva Nacional para elegir la fecha de las primarias, fecha de la que saldrá el nombre del próximo candidato a la Moncloa.
Los socialistas ya se han protegido de los frentes podemitas. Desde este lunes ven con otros ojos los intentos de acercamiento a Podemos. En público dicen no querer explorar más vías de acuerdos con los de Iglesias y con los independentistas, enviando así un mensaje a los sectores domésticos más críticos con Pedro Sánchez. Además, añaden, no temen que Podemos e Izquierda Unida se unan en la recta final y se presenten juntos el próximo 26J.
La celebración de Iglesias
En este interim, Pablo Iglesias ya está de celebraciones. Celebra el 88% que ha dicho no a Sánchez y Rivera, y festeja aun más el 91,79% que apoya sus tesis de Gobierno 'a la valenciana'. Iglesias ha recibido en un día dos buenas noticias: el no al PSOE y el sí a su liderazgo, polemizado estos últimos días tras los movimientos de los errejonistas.
Aparte de salvar su vitola y la de los suyos, de ver en el horizonte no muy lejano un pacto con Izquierda Unida y un sorpasso en las urnas al socialismo español, Iglesias ha prestado servicio a Rajoy. Con su no al pacto PSOE-Ciudadanos, ha limpiado un poco los sudores y la tiritona al silente Mariano Rajoy, afectado por la marcha-cese del ministro Soria, las próximas entregas de los papeles de Panamá, las irregularidades de Aznar denunciadas por Montoro (y denunciadas por irregulares e intencionadas por parte del expresidente), el caos del Ayuntamiento de Granada, los Gürteles, las Púnicas, el ventrílocuo Luis Bárcenas, y las guerras intestinas de sucesión, amén de otros casos de corrupción más -excepto el de la atrincherada Rita Barberá-, con los que el PP hunde sus alforjas camino de unas nuevas y complicadas elecciones generales, especialmente para el discutido liderazgo de Mariano Rajoy. Aznar y Santamaría dividen al PP en una guerra: "Puestos a hacer las cosas mal, es difícil hacerlo peor"
Tiempo de descuento
Si el PP hacía pinza con Podemos, no es menos cierto que esta última consulta -la de la formación morada- brinda una pequeña válvula de oxígeno al partido liderado por el dirigente gallego. Con estos resultados, Rajoy podrá al menos cuestionarse a partir de ahora si llamar o no a Pedro Sánchez como única alternativa para salvar al sistema democrático español de repetir otros comicios en el tiempo de descuento.
En principio, los del PP dicen que la llamada a Sánchez es un hecho anecdótico, pero tácticamente no ignoran que el rechazo del líder socialista es la imagen del bloqueo, lo que por otra parte tanto denosta en sus discursos públicos el actual secretario del Partido Socialista.