
El Comité Federal, que terminó con la dimisión de Pedro Sánchez y aupó a Javier Fernández al frente de la gestora que ahora dirige el partido, estuvo lejos de poner punto final en la guerra interna de los socialistas.
Muy al contrario, la batalla no sólo tiene Ferraz como escenario principal, sino que las bases la acrecientan en las ejecutivas regionales.
Según comentan fuentes socialistas cercanas al ex secretario general, estos organismos, especialmente el propio de Madrid, no dejan de recibir peticiones de baja por parte de los militantes que se sienten traicionados por el giro del partido hacia la abstención en la investidura de Mariano Rajoy.
Incluso le ponen número a los descontentos. Se habla de que más de 20.000 de los casi 190.000 afiliados ya han querido borrarse del PSOE.
Pero Ferraz no sólo recibe peticiones de baja; comentan que los díscolos también plantean múltiples quejas, porque las bajas no se tramitan con rapidez.