La entrevista con Ramón Jauregui (San Sebastián, 1948), jefe de la delegación socialista del Parlamento Europeo, se realiza telefónicamente aprovechando un pequeño receso ente dos reuniones, el único hueco disponible que tenía en su agenda. No es de extrañar teniendo en cuenta que es miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales que estás semanas está tratando sobre el futuro de la UE y el modo de frenar a los partidos de extrema derecha que están aflorando en los últimos tiempos.
Durante el encuentro, de cerca de una hora de duración, se muestra como el hombre afable y cordial de siempre, el mismo socialista cabal, dialogante y disciplinado que ha ejercido más de una vez como apagafuegos cuando, como ocurre ahora, ha sido necesario sofocar algún que otro incendio en la sede de Ferraz.
Han pasado muchos años desde que se inició en política de la mano de Txiqui Benegas y los hermanos Mugica, alternando su militancia en el PSOE y la UGT con su trabajo en la fundición Lizuriaga de Pasajes y los estudios de Derecho, pero conserva inalterable los valores de justicia e igualdad que le impulsaron a sumarse a la familia socialdemócrata. Se lamenta, cómo no, de la bronca interna de su partido, pero niega lo que denomina "la falsa dicotomía oportunista entre la militancia y el aparato" y reivindica un PSOE autonómo y sin complejos frente a la izquierda retórica de Podemos. Dice que apoyará como líder a quien garantice un partido unido y con capacidad de victoria, pero no le pone nombre y apellidos. Cree que no habrá referéndum en Cataluña sino elecciones anticipadas y pronostica que Europa no aceptará la independencia. Lo puede decir más alto pero no más claro.
¿Qué le ha parecido la noticia de que finalmente ETA procederá a su desarme el 8 de abril? ¿Es el definitivo o un nuevo trampantojo?
La decisión de abandono de la violencia que se tomó en octubre del 2011 está acompañada de un nuevo paso que es éste: la entrega de las armas. Ellos quieren convertirlo en un acto de propaganda haciéndolo coincidir con el Aberri Eguna, pero que se desarmen es el paso previo a la disolución que todos estamos esperando.
¿Deben de pedir perdón, entregar las armas y cumplir sus condenas?
Lo más importante es que disuelvan la banda, y que colaboren en el esclarecimiento de los asesinatos todavía sin resolver, porque las víctimas tienen derecho a saber quiénes fueron los responsables de esos atentados. Eso es más importante que pedir perdón, porque el perdón es una cuestión personal, de la intimidad. Los tres pasos más importantes de este proceso eran: el cese de la violencia, la entrega de las armas, y en tercer lugar la disolución de la banda. Si a eso le añaden una colaboración con la justicia, estamos ante un escenario perfecto para que la democracia pueda seguir aplicando la ley, y ellos sigan cumpliendo las penas, pero en un marco más flexible de interpretación de la ley penitenciaria.
¿Eso se traduce en que el acercamiento de presos al País Vasco estaría más cerca?
El acercamiento de presos sería una consecuencia lógica. La democracia puede ser generosa, porque ha vencido, y la generosidad, desde la victoria, es una prueba de inteligencia que puede perfectamente ir acompañada de una actitud más flexible. No quiero decir que no cumplan las penas, deben cumplirlas, pero el régimen penitenciario tiene una enorme flexibilidad.
Cambiando de asunto, ¿la sentencia de inhabilitación de Mas, Rigau, Ortega y Homs es un balón de oxígeno del procés o un aviso de que nadie está por encima de la ley?
La inhabilitación es simplemente la aplicación de la ley, y la prueba de que en España hay un funcionamiento impecable de la justicia como un poder separado del Gobierno. Ahora bien, el conjunto del problema está en una fase que nadie puede aventurar hacia dónde va. Nadie está en condiciones de saber si crece el independentismo o si está siendo derrotado. No lo saben ni el Gobierno ni los independentistas y esa es la verdadera batalla.
Pues ellos dicen que el referéndum se va a celebrar sí o sí en septiembre, y han reformado por vía exprés una ley en el Parlament para acelerar la desconexión, ¿aquí vale todo?
No, no va a haber referéndum, y habrá convocatoria electoral, no hay más. Todo es una estratagema propagandística del movimiento independentista para cargarse de razón frente a España. Por eso es importante que la política española tenga la inteligencia de moverse en un terreno tan lleno de trampas y de minas como el que el independentismo va poniendo a la democracia española. Tenemos que ser capaces de desautorizarles mediante una propuesta de diálogo y de cambio político que haga fuerte el sentimiento catalanista no independentista de la mayoría de los catalanes, que no desean la independencia, pero quieren una Cataluña mejor ubicada en el terreno del autogobierno y de su marco económico en España. Esa es la oferta que nos falta hacer.
¿Europa daría la espalda a una Cataluña independiente sí o no?
Europa no quiere la independencia de Cataluña porque tiene suficientes problemas como para que se abra el melón de una fractura territorial en los Estados que haría inviable el proyecto europeo, cuando hay sobre la mesa problemas importantísimos que resolver.
¿La socialdemocracia está desapareciendo en Europa? El último tropezón ha sido Holanda, donde ha pasado de segundo a séptimo...
La socialdemocracia necesita modernizar su proyecto al espacio supranacional, porque en el límite estrecho del Estado nación su sueño es menos realizable. Estamos siendo atacados por opciones coyunturales, muchas de ellas populistas, que son falsas soluciones a los problemas complejos de los ciudadanos a los cuales nosotros no hemos dado suficientes respuestas. La socialdemocracia tiene la tarea importantísima de actualizar su proyecto, y modernizarse incorporando lo que llamamos una agenda progresista de la globalización.
¿Si Martin Schulz gana en Alemania la socialdemocracia revive?
Sería un aliento importantísimo también para Europa. Martin Schulz puede acabar siendo, junto a Macron, si es el ganador en Francia, una pareja europeísta de enorme fuerza. Sin duda la socialdemocracia alemana constituye nuestra gran esperanza en este momento.
Oiga, ¿y el PSOE tiene arreglo? Porque es mal asunto que se haya planteado una lucha entre la militancia -Pedro Sánchez-, y el aparato -Susana Díaz o Patxi López-, ¿no?
El PSOE es un partido necesario en la política española, y desde luego superará esta crisis, no tengo ninguna duda. Debemos ser un partido que aspira a mayorías y que pretenda ser la alternativa a la derecha, sin complejos, por la izquierda. Debemos ser una izquierda moderna, consciente en el tiempo que vivimos, de cambio tecnológico, de globalización económica, de una ciudadanía urbana formada, cosmopolita, que nos pide soluciones de verdad a los problemas de nuestro país. Creo que ese PSOE existe, en el próximo congreso resolverá sus problemas de liderazgo y a partir del verano remontará.
Vamos, que la pugna entre la militancia y el aparato es falsa?
La pugna entre el aparato y la militancia es una falsa dicotomía, muy oportunista, porque el PSOE siempre ha estado ligado a su militancia. Hemos vivido tiempos muy difíciles y el partido, es decir, los cientos de miles de militantes, han comprendido lo que íbamos haciendo en cada momento. El PSOE ha sido siempre un partido con una simbiosis muy grande de comprensión por parte de la militancia y esa situación en gran parte se ha roto, no por la votación a Rajoy, sino como consecuencia de lo mal que se gestionó todo el año 2016.
¿A qué se refiere? ¿En qué sentido se gestionó mal?
En el sentido de que nosotros después de haber sometido a votación la investidura de Pedro Sánchez en el 2016 y su fracaso porque Podemos se negó a votar un Gobierno PSOE-Ciudadanos, podíamos haber ofrecido al PP la abstención. Teníamos una mayoría de oposición con un PP de 123 diputados, pero no lo hicimos bien y nos fuimos a otras elecciones, incluso quisimos ir a unas terceras. Ese fue nuestro gran error. Y la ruptura con la militancia no se ha producido cuando el PSOE decide abstenerse y evitar las terceras elecciones, sino cuando la anterior dirección no fue capaz de gestionar la situación adecuadamente.
¿Usted tiene un candidato preferido en las primarias socialistas?
Yo apostaré por quien garantice un partido sólido, unido, moderno, y con capacidad de victoria, que no cometa los errores del pasado reciente.
El drama es enorme: si se acerca al PP el PSOE se debilita, y si se acerca a Podemos les fagocitan, ¿no?
Por eso en el PSOE tenemos que ser un partido autónomo, sin complejos, tenemos que ser una izquierda moderna y no una vieja izquierda cargada de retórica y de apelaciones sentimentales. El partido no se puede construir sobre ese discurso fácil de decir no a la derecha, eso ya se supone. Somos la alternativa a la derecha, el problema es que hay que convencer a la mayoría para que podemos de verdad serlo. El futuro del PSOE no se conjuga en pasado, esa es la realidad.
¿Y Podemos se está escribiendo en pasado? Algunos dicen que ofrecen recetas viejas de un populismo que a pesar de todo triunfa, ¿o no?
Yo creo que Podemos es una izquierda retórica sin soluciones, y cuando las tienen son bastante antiguas. Nadie conoce su propuesta fiscal, ni cómo se van a aumentar los ingresos de las cuentas públicas o su proyecto para la calidad universitaria o para la atención a los mayores... A mí me parece que la política de Podemos es de cartón piedra. Se maneja mejor en los platós de televisión que aportando soluciones políticas concretas. Aun así, es cierto que Podemos fue capaz de expresar y de vertebrar la protesta en España. Pero no tienen propuestas reales. Son más un partido de pancarta que de pacto.
¿Podemos es de cartón piedra en qué sentido?
Honradamente creo que ese sentimiento de protesta tiene una base lógica, con una política en gran parte equivocada, con la austeridad procíclica, que ha hecho sufrir enormemente, especialmente a los salarios más bajos, a los trabajos menos cualificados y a la gente más humilde. El problema es que no basta con protestar o con ocupar platós de televisión o simplemente con construir una izquierda que parece moderna pero que en el fondo está vacía, ésta es la izquierda de cartón piedra a la que me refiero. Mi decepción está en que no descubro nada nuevo en ellos.
Podemos equipara la Ley Mordaza, que ahora se quiere derogar, con la ley de la patada en la puerta del PSOE, ¿son equiparables?
Son cosas que no tienen nada que ver y equipararlas demuestra el afán antisocialista que caracteriza a Podemos. En todo caso esa ley se va a modificar porque la resolución del Parlamento español es muy clara en ese sentido.
Otro asunto espinoso es de la estiba, ¿qué le ha parecido que el Gobierno haya sido derrotado en el Parlamento y nos enfrentemos a una sanción millonaria en Europa?
A mí, más que las sanciones, lo que me preocupa es si somos capaces o no de encontrar un acuerdo que permita hacer a nuestros puertos flexibles, rápidos y por tanto competitivos, y al mismo tiempo respetar los derechos de los trabajadores. Ese equilibrio es el que hay que encontrar. La sanción en sí misma no me importa tanto, porque Europa lo que ha hecho es establecer una directiva que pretende que los puertos respondan a las exigencias de un mercado que no tiene que encarecer las mercancías por los costes exagerados de la estiba. Mi pregunta al Gobierno del PP es: ¿por qué no lo hicieron ustedes antes? Han estado dos años tocándose las narices en este tema y por lo tanto si hay sanción es culpa del PP. Yo sinceramente creo que el Gobierno ha pecado de negligencia en la trasposición de la normativa europea durante los últimos años.
Pues para muchos la posición del PSOE está facilitando un Gobierno de coalición de hecho, aunque no de derecho, ¿la estabilidad de España depende de quién sea nuevo líder de su partido?
El Gobierno de coalición no se ha planteado en ningún momento en el PSOE. Eso fue rechazado desde el minuto uno. Evidentemente la elección del nuevo líder del PSOE puede tener repercusiones en relación con la estabilidad. A mí una posición apriorística de un no total a todo me parece que políticamente no es lo más inteligente, aunque retóricamente guste a algunos. El PSOE nunca ha sido un partido de radicalidad, tendremos que doblarle el brazo al Gobierno de Rajoy cuando haya que hacerlo, y pactar con él cuando sea necesario.
¿Con el Brexit se rompe Europa?
El Brexit es una negociación muy compleja, muy difícil, pero también es una oportunidad para reformular la Europa que queda. El tema más importante que tenemos sobre la mesa con el Brexit es negociar los derechos de los ciudadanos europeos en el Reino Unido y de los británicos en Europa, que son cuatro millones de personas que van a estar afectadas por la salida. Sólo un nuevo acuerdo con el Reino Unido garantizará los mismos derechos que tenían antes del Brexit.
¿Y qué consecuencias tendrá el Brexit respecto al conflicto español de Gibraltar?
Lo que le pido a Gibraltar es altura de miras para que aseguren su futuro aceptando que tienen que reubicarse en España y establecer un marco de relación pactado con nosotros. Esa es la clave, y si no van a pasarlo muy mal.
¿Qué le parece el ataque terrorista en Londres?
Sufriremos con el terrorismo yihadista todavía algunos años, pero lo venceremos si hacemos la Europa de la seguridad y la defensa que necesitamos.
¿Es aceptable que el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, diga que los países del sur se gastan las ayudas en licor y mujeres?
El presidente del Eurogrupo es un impresentable, que se ha descalificado a sí mismo. Con esas declaraciones está incapacitado para seguir ejerciendo su cargo. Sinceramente, más allá de los estereotipos, los prejuicios y del machismo es profundamente injusto porque el norte no ha sido solidario con el sur, más bien al contrario, se ha beneficiado y ha hecho sufrir mucho al sur de Europa.
Por último, dígame, al cumplirse un año del llamado 'pacto de la vergüenza' entre la UE y Turquía, ¿qué le parece que solo el 8% de los refugiados que Europa se comprometió a admitir estén aquí?
El acuerdo efectivamente fue vergonzoso, aunque no dejo de reconocer que está siendo eficaz, hasta que Turquía quiera, por supuesto. Mi impresión es que Europa tiene que abordar urgentemente una fórmula de reparto de cuotas por país. No hay derecho que Italia y Grecia estén sufriendo de manera directa el problema y no seamos capaces de solidarizarnos. Tenemos que establecer una política migratoria nueva, donde los derechos de asilo y refugio se respeten siempre.