Barcelona, 9 sep (EFE).- El periodista Arcadi Espada ha asegurado sentirse "personalmente emplazado cuando alguien cuelga un lazo amarillo" en el espacio público: "Un lazo amarillo para mí es un insulto, es como si pusieran: 'Espada cabrón'".
En una entrevista con Efe con motivo de la reedición de su libro "Contra Catalunya. Una crónica" (Ariel), Espada ha hecho hincapié en que "una parte de la población en Cataluña pinta en los muros infamias contra los ciudadanos como yo".
A finales de agosto, Espada se vio envuelto en la polémica por los lazos amarillos al ser identificado y denunciado junto a otras siete personas por la Policía Local de L'Ametlla de Mar (Tarragona), cuando estaban pintando una bandera española sobre un lazo amarillo situado en la rotonda de entrada al municipio.
Para Espada, un "lazo amarillo es una infamia al Estado de derecho, ese lazo amarillo dice que en España no hay democracia", por lo que "los demócratas, ante este tipo de actitudes difamantes, no tienen otra obligación que la de borrar las pintadas y quitar los lazos".
"Cuando escriben 'Espada cabrón', yo debajo no escribo 'Espada es un buen tío', yo lo que hago es borrar el 'Espada cabrón', porque es lo que una persona debe hacer ante una pintada infamante", ha argumentado.
La "fractura" social en Cataluña entre "nacionalistas" y "españolistas", ha remarcado el periodista, ya se venía reflejando en cada contienda electoral desde 1980.
Si ahora se ha "levantado" una parte de la ciudadanía contra el proyecto independentista, ha opinado, se debe a que "puedes tocar los cojones durante un tiempo a la gente, incluso durante años, pero llega un momento en que la gente más desprotegida, la gente que ocupa una posición secundaria en el 'mainstream' político y social catalán, se harta de que le toquen los cojones".
En su opinión, el "conflicto" en Cataluña no radica en que "existan dos millones de independentistas", sino en el hecho de que pretendan "saltarse el mecanismo democrático previsto en la Constitución española para estos casos".
"Los demócratas tiene que actuar siempre con vigilancia. Evidentemente no se puede ignorar la situación, hay dos millones de ciudadanos desleales. Con ellos hay que tener una gran resignación, una gran paciencia, una voluntad pedagógica, pero sobre todo una advertencia permanente: para llevar a cabo sus objetivos no tienen otro camino que la democracia, y nunca la insurrección o la revolución reaccionaria, va a poder tumbar un Estado democrático", ha remarcado.
Según Espada, "el único camino que tiene el nacionalismo, y en esto ha prosperado, es convencer a los españoles de que deben entregar su soberanía en lo que respecta a los catalanes".
Y ahora, ha añadido Espada, con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias "dirigiendo la política española", estamos "más cerca" de ese escenario "que en cualquier otro momento de la historia".
Pero si los nacionalistas optan por otro camino que no sea democrático, ha advertido, "van a perder siempre", porque "hay un poder del Estado que va a intervenir, como por cierto intervino de una manera ejemplar, mesurada y cuidadosa" el pasado 1 de octubre.
Espada publicó en 1997 "Contra Catalunya", una crónica crítica con el nacionalismo que lideraba entonces Jordi Pujol, reeditada ahora por Ariel y que, a su juicio, no ha perdido vigencia.
"Lo único que ha cambiado es que el catalanismo político se ha hecho añicos y ha sido sustituido por un proyecto segregacionista y liquidacionista de la democracia. Pero la potencia de fuego del nacionalismo ya estaba perfectamente expresada en 1997", ha señalado.
Según Espada, "todo" lo que ha ocurrido en los últimos años en Cataluña "es responsabilidad de Jordi Pujol", a quien ha definido como "un corrupto fenomenal y una personalidad política profundamente inmoral e hipócrita", que "concibió" el proceso soberanista "esperando que las matronas, llámense Mas, Puigdemont o su valido, aplicaran los fórceps" para traer la independencia.
En el reparto de responsabilidades también ha citado al Partido Socialista, que "ha legitimado toda la operación" independentista.
Para Espada, "la única esperanza" de que los constitucionalistas lleguen a tener la mayoría para gobernar en Cataluña "no es que el Partido Socialista colabore, sino que desaparezca, engullido por la fuerza moderna, democrática, a veces demasiado frágil y con demasiados complejos, que es Ciudadanos".