Atenas, 17 oct (EFE).- Las discrepancias dentro de la coalición del Gobierno griego respecto al acuerdo para el nombre definitivo de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) llevaron hoy a la dimisión del ministro de Exteriores, Nikos Kotziás, tras enfrentarse en el gabinete con el socio nacionalista, Panos Kammenos.
Según informan los medios locales, Kotziás, impulsor del acuerdo, no se sintió suficientemente respaldado por el primer ministro, Alexis Tsipras, cuando fue atacado por Kammenos, cuya posición de total rechazo frente al acuerdo ha puesto en entredicho la estabilidad del Gobierno en mas de una ocasión.
"Llega un momento, dice el poeta, en el que hay que decidir con quién vas y a quiénes dejas. El primer ministro y una serie de ministros tomaron su decisión en el gabinete de ayer y yo también la mía. Es bueno, sin embargo que recuerden el verso: querían enterrarme profundamente, y olvidaron que soy una semilla", dijo Kotziás hoy en su cuenta de Twitter tras dimitir.
La discusión saltó cuando Kotziás criticó al líder de Griegos Independientes por haber presentado durante un viaje a Estados Unidos la semana pasada un plan alternativo al denominado acuerdo de Prespa sobre el nombre definitivo de Macedonia, saltándose así la línea oficial del Gobierno de Atenas.
En Washington, Kammenos se reunió con el vicesecretario de Estado, Wes Mitchell, a quien le expuso su postura contraria al acuerdo y le propuso como alternativa que Grecia selle con Albania, la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), Bulgaria (y más adelante Serbia), una cooperación reforzada en materia de seguridad para eliminar la influencia rusa en la península de los Balcanes.
Según señalan los medios locales, Kotziás culpó a Kammenos de entrometerse en su ministerio y este le acusó a su vez de haber gestionado mal los fondos reservados adscritos a Asuntos Exteriores.
Según los medios, la gota que colmó el vaso fueron unas declaraciones en la mañana de hoy del portavoz del Gobierno, Dimitris Tzanakópulos, invitando a "bajarse del tren" a cualquier miembro del Gabinete que no esté de acuerdo con la política del Ejecutivo.
Tras aceptar la dimisión, Tsipras anunció en un mensaje televisado que se hará cargo de la cartera de Exteriores "para enviar un mensaje al exterior y al interior" y demostrar que está decidido "a hacer todo lo que esté a mi alcance para garantizar el éxito completo del acuerdo histórico de Prespa".
El primer ministro advirtió que no admitirá "dobles discursos ni estrategias personales" y afirmó que Grecia cumplirá sus compromisos frente a la Antigua República Yugoslava de Macedonia, si ese país concluye los cambios constitucionales acordados.
El pasado junio Kotziás y su homólogo macedonio, Nikola Dimitrov, acordaron que la exrepública yugoslava pasaría a llamarse República de Macedonia del Norte, una solución que no gusta a los conservadores nacionalistas de ninguna de las dos partes.
Este acuerdo pondría fin a una disputa bilateral que se ha alargado más de un cuarto de siglo y podría alejarlo así de la influencia rusa con la entrada de ARYM en la Unión Europea (UE) y la OTAN, bloqueada hasta ahora por el veto griego; lo que ha despertado especial interés en la comunidad internacional.
Desde que el pequeño país balcánico se independizase de Yugoslavia en 1991, Grecia ha considerado que el nombre "Macedonia" sólo se refiere a una de sus provincias septentrionales y ven en su uso una amenaza a su integridad territorial.
Durante su declaración, Tsipras recordó que "Grecia nunca aceptará la adhesión de ARYM a organismos internacionales con el nombre República de Macedonia" (actual nombre constitucional del país) y que, por tanto, el cambio de nombre acordado es la única vía para su entrada en la UE y la OTAN.
En cualquier caso, el proceso para la ratificación del acuerdo está en peligro, pues antes de que pueda enfrentarse a sus detractores en el Parlamento griego, su futuro está en manos de la Cámara macedonia, que el pasado lunes comenzó a debatir la reforma constitucional imprescindible para su entrada en vigor.
No está claro que este proceso salga adelante pues la votación que seguirá al debate debe ser aprobada con una mayoría de dos tercios (80 de 120 diputados) y, según los medios locales, al Gobierno aún le faltan unos 8 votos a favor para alcanzarla.
Además, el principal partido de la oposición conservadora de ARYM, VMRO-DPMNE, tan contrario al acuerdo como los nacionalistas griegos, anunció hoy que ninguno de sus 42 diputados votará a favor.
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