Edimburgo (Reino Unido), 28 nov (EFE).- La primera ministra británica, Theresa May, se comprometió hoy en Escocia a que el Reino Unido recupere el control total sobre sus aguas y cuotas de pesca cuando el país salga de la Unión Europea y abandone así la Política Pesquera Común, que tantas ampollas levanta en el sector.
La visita de la "premier" conservadora se enmarca dentro de la campaña que ha emprendido por las regiones que componen el Reino Unido para recabar apoyos de cara a la votación sobre el acuerdo entre Londres y Bruselas que la Cámara de los Comunes celebrará el próximo 11 de diciembre y en la que se presenta complicado que obtenga el respaldo necesario.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP), que gobierna en Escocia, ya ha adelantado que votará en contra porque el acuerdo no incluye la permanencia en el mercado común y la unión aduanera.
También los laboristas, los unionistas irlandeses y algunos diputados conservadores euroescépticos han expresado, por razones diferentes, su rechazo al documento.
En una visita a la factoría de Scottish Leather Group, una firma que confecciona artículos de piel en la región de Renfrewshire (cerca de Glasgow), May dijo a sus trabajadores que el pacto, acordado con Bruselas y refrendado por los Veintisiete, es "bueno para los empresarios escoceses y protege los empleos".
"Incluye una nueva área de libre comercio sin aranceles, tarifas, restricciones cuantitativas o controles regulatorios de origen, una relación económica sin precedentes que ninguna otra economía importante tiene", indicó, para agregar que se podrán negociar, al mismo tiempo, "acuerdos comerciales en todo el mundo".
"Acojo con satisfacción el fuerte apoyo que los empresarios han dado al trato y la certeza que brinda", añadió.
Se refirió así al respaldo que varias empresas y organizaciones han mostrado al tratado, entre ellas, la compañía de bebidas alcohólicas Diageo, la contratista militar BAE Systems, la Unión Nacional de Agricultores Escoceses y la Asociación de Whisky Escocés.
May también hizo especial hincapié en su mensaje dirigido a la industria pesquera, que tiene un peso significativo en la economía escocesa y que ha expresado su preocupación por la posible extensión de la Política Pesquera Común más allá del periodo de transición, que terminará previsiblemente en 2020.
"Por fin, volveremos a ser un estado costero independiente. Recuperaremos el control soberano total sobre nuestras aguas y tendremos la libertad de decidir por nosotros mismos a quién permitimos pescar en nuestras aguas", dijo May, quien negó que el acceso a aguas británicas pueda ser moneda de cambio.
Explicó que el objetivo que perseguía la UE en las negociaciones era "vincular el acceso general a los mercados con el acceso a la pesca (en aguas británicas)", algo que, según matizó, no ha conseguido poner por escrito en el acuerdo de retirada ni en la declaración política que lo acompaña.
"De manera crucial, el acuerdo también garantiza que dejaremos los programas de la UE que contradicen nuestros intereses. Así que abandonaremos la Política Agrícola Común, que ha fallado a nuestros agricultores, y la Política Pesquera Común, que ha afectado tan trágicamente a las comunidades costeras de Escocia", aseguró.
La jefa del Ejecutivo recalcó que el pacto servirá para "fortalecer la Unión" en alusión a las demandas de un segundo referéndum de independencia del Reino Unido, que se han reavivado desde la victoria del "brexit" en 2016.
El Gobierno británico divulgó hoy un informe que señala que una salida británica de la UE sin acuerdo reduciría el producto interior bruto del país en un 9,3 % en 15 años, mientras que el tratado propuesto limitaría el impacto a un 3,9 %, unas cifras que, según May, no harían al país "más pobre en el futuro".
Por su parte, el Ejecutivo escocés publicó este martes un documento que sostiene que Escocia se empobrecerá tras el "brexit", ya que el coste de salir del mercado común y de la unión aduanera será de 1.610 libras (más de 1.800 euros) por habitante al año para 2030, en comparación con la permanencia en la UE.
La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, acusó a May de "gobernar por amenaza" y de tratar de imponer a Escocia un pacto "inaceptable".
Remei Calabuig