Nairobi, 1 dic (EFE).- El líder opositor Félix Tshisekedi ha firmado en apenas 12 días dos acuerdos de coalición para concurrir a las elecciones presidenciales del 23 de diciembre en República Democrática del Congo (RDC), pero tiene claro que, pese a esa fragmentación en la oposición, el objetivo es vencer al oficialismo.
"Nuestro objetivo es el poder de (el presidente Joseph) Kabila", explica en una entrevista Tshisekedi, de 55 años, en una entrevista a Efe tras rubricar en Nairobi el pasado 23 de noviembre un segundo acuerdo de coalición que le coloca como candidato en la carrera electoral.
Tras meses defendiendo que la oposición iba a acudir unida para sacar al partido de Kabila del poder en unas elecciones que llegan con dos años de retraso, el pasado 11 de noviembre las principales figuras de la oposición firmaron un pacto en Ginebra.
Se trataba de una coalición, Lamuka (¡Despierta!, en lingala), que iría liderada por Martin Fayulu, un diputado y ejecutivo con carrera en el sector petrolero y hotelero que sonaba desconocido para muchos, pero que ha encabezado muchas de las manifestaciones contra Kabila cuando anunció hace dos años que pospondría las elecciones.
Esta coalición estaba apoyada por dos grandes nombres que fueron excluidos de las listas electorales por sus problemas con la Justicia: el ex vicepresidente Jean Pierre Bemba, exonerado por la Corte Penal Internacional de una condena por crímenes de guerra, y Moise Katumbi, un popular exgobernador provincial exiliado con negocios en la minería y el fútbol.
Sin embargo, un día después, Félix Tshisekedi, líder de la Unión para la Democracia y el Progreso Social (UDPS) que encabezó su padre, Étienne Tshisekedi, hasta su fallecimiento el año pasado, anunció que se marchaba de la coalición.
"La principal razón fue la reacción (negativa) de nuestras bases", explica el opositor, y continúa: "vimos que arriesgábamos la estabilidad de nuestros partidos políticos y aceptamos retirarnos".
Ahora, su firma aparece en un nuevo acuerdo, el de Nairobi, con el que participará con otras siglas, Dirección al Cambio (Cap pour le Changement) y con el expresidente de la Asamblea Nacional Vital Kamerhe a su lado como director de campaña.
A pesar de todo, Tshisekedi no cree que esta escisión vaya a impedir alcanzar el poder ahora que Kabila, tras 17 años en el cargo, ha decidido acatar la Constitución y no presentarse a un tercer mandato.
"Jamás tomaremos a nuestros amigos de la coalición de Fayulu como un objetivo", alega.
El acuerdo fue aplaudido y vitoreado por una decena de congoleños en el lujoso hotel de Nairobi donde se firmó, a pesar de que, por la distancia con Kinshasa, diese la sensación de que se hacía a espaldas de las bases políticas, aunque, según argumentaron en la presentación, fue para estar "lejos de todo tipo de influencias".
Una de las pocas encuestas de las elecciones, la realizada por el Grupo de Investigación sobre el Congo (GEC) de la Universidad de Nueva York, le daba a Tshisekedi una ventaja de 20 puntos sobre el candidato designado por Kabila, el ex viceprimer ministro Emmanuel Ramzani Shadari.
Y la suma con los votos de Kamerhe les colocaría en una estimación de voto del 53 %.
"Si las elecciones son libres y creíbles, la victoria será de la oposición, estamos convencidos", asegura el político congoleño.
Pero los temores de fraude están ahí. Y la oposición señala a las nuevas máquinas de recuento de votos que se van a usar como el principal vehículo de estas posibles irregularidades.
Cualquier conato de fraude puede provocar, en un país tan inestable como RDC, una revuelta social; por eso, organismos internacionales y varios países han pedido paz y tranquilidad.
Con un país sumido en el caos en varias provincias -sobre todo el noreste- por luchas de poder, de control de recursos naturales y de oposición política, la paz y la seguridad, en la campaña electoral, una vez más, están en la mente de todos.
Tshisekedi afirma rotundamente que su primera medida, en caso de llegar a la Presidencia, será "llevar la paz y la seguridad a todo el país", e instaurar un Estado de Derecho que restablezca la Administración en todo el territorio para poder recaudar impuestos y captar inversión extranjera.
Quiere "reconciliar a los congoleses", como la mayoría de políticos, y como tantos organismos nacionales y extranjeros tratan de hacer.
El próximo 23 de diciembre, Félix Tshisekedi aspira a lograr lo que su padre nunca consiguió: enseñar al Congo una cara diferente que no lleve ni la cara ni la sombra de Kabila.