Jartum, 25 dic (EFE).- El presidente sudanés, Omar al Bashir, se mostró hoy desafiante en su primera aparición pública desde el estallido de las protestas por la escasez de bienes básicos y su encarecimiento, y arremetió contra los que denominó "traidores y saboteadores".
El mandatario se dirigió a un grupo de seguidores en el estado de Al Yazira, en el centro del país, donde en los pasados días se registraron manifestaciones en contra del Gobierno, y les aseguró que con su presencia respondían a cada "traidor, espía, saboteador y mercenario".
Al Bashir también se refirió a las demandas económicas de los manifestantes y aseguró que es "deber del Gobierno servir a la gente fiel, trabajadora y productiva", pero no a "los desempleados" que buscan "el sabotaje, la destrucción y la guerra" en Sudán.
"Sabemos que tenemos problemas económicos, pero estos problemas se pueden controlar", agregó el presidente sudanés, que lleva en el poder desde 1989.
Asimismo, culpó a las sanciones occidentales de la mala situación económica porque "impiden el desarrollo" del país, pero Al Bashir aseguró que no va a "arrodillarse" ante estas medidas ni va a pedir ayuda a nadie, sino a Dios.
Las protestas, que dieron comienzo el pasado miércoles y se han extendido a varias partes del país, se desencadenaron por la falta de pan y combustibles, y el aumento del precio de muchos productos, con una inflación de casi el 70 % después de que la moneda local fuera devaluada en octubre.
Las manifestaciones han degenerado en un movimiento en contra de Al Bashir, al que se han sumado las asociaciones profesionales, los partidos de la oposición interior y exterior, y los jóvenes, que han pedido la "caída" del régimen de Jartum.
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